El sincretismo religioso se caracteriza por intentar conciliar
doctrinas de dos credos diferentes. En este caso, la religión
dominante suele adoptar y adaptar rituales, leyendas, mitologías
o algún otro rasgo de la religión secundaria para incorporarlos a
su sistema de creencias y generar una nueva identidad religiosa.
El sincretismo cultural es un proceso en el que, debido a la interacción constante entre
culturas, surgen nuevas manifestaciones culturales que recuperan los rasgos más
significativos de cada una, en ámbitos como el idioma, las costumbres, las tradiciones,
el arte, así como ideas y creencias que son parte de sus idiosincrasias.
Ámbitos de la vida novohispana.
El arte novohispano adquirió su identidad gracias a la combinación
de corrientes y temáticas occidentales impuestas por los
españoles, e imaginación, creatividad, técnicas y materiales de
origen indígena. Este tipo de arte del siglo XVI, conocido como
tequitqui, incluye obras realizadas como parte del trabajo colectivo
que los indígenas debían ofrecer en tributo o pago a los religiosos.
En el sincretismo arquitectónico es latente el predominio europeo. Sin embargo, la creación de capillas
abiertas, capillas posas y espaciosos atrios fue característica de Nueva España porque obedecía a la
participación multitudinaria de los indígenas. La edificación de espacios abiertos para el culto católico
coincidía con la religiosidad precolombina, generalmente expresada al aire libre en plazas y pirámides.
La alimentación de españoles y mesoamericanos era muy diferente entre sí, pues los
productos que consumían dependían de las condiciones geográficas y climáticas de su
territorio. Durante el periodo colonial, en los conventos y en las haciendas comenzaron
a combinarse ingredientes de origen indígena (maíz, chile, jitomate) y español (res,
cerdo, trigo) para crear los platillos mestizos que aún consumimos en la actualidad.
UCA: La vida cotidiana en la Ciudad
de México durante la Nueva España.
Fuentes históricas directas.
Existen planos que dan cuenta de la evolución histórica de la ciudad
en el ámbito urbanístico, algunos de los cuales se remontan hasta
mediados del siglo XVI. Estas fuentes representan de manera gráfica
edificios, calles, calzadas y plazas de la ciudad en un momento
determinado, lo que sirve para identificar lugares e interpretar
diversos aspectos de la dinámica de crecimiento de la urbe.
Existen pinturas de ciertas partes de la ciudad. En este tipo de fuentes se
observan diferentes escenarios capitalinos, como la plaza, el mercado, los
templos, así como la convivencia de diversos personajes. Las fuentes
iconográficas muestran también otro tipo de elementos de la vida cotidiana,
como el vestido, las fiestas, los oficios y las costumbres.
Debido a sus dimensiones actuales y a la labor de las
instituciones dedicadas a preservar el patrimonio nacional,
la Ciudad de México es una de las que alberga mayor
cantidad de construcciones de la época colonial, entre las
que destacan las sedes de instituciones, hospitales,
colegios y academias, casonas particulares, conventos y
templos, así como la Catedral Metropolitana.
En diferentes museos, acervos y colecciones de nuestro país se preservan
múltiples objetos coloniales: vajillas, artículos de cocina, cubiertos,
muebles de todo tipo, cofres, ropa, joyas, monedas, medallas, relojes,
lámparas, objetos devocionales, armas, libros, entre otros.
Existe una gran variedad de fuentes documentales que puede brindar información sobre la vida cotidiana
en la época colonial. Por un lado, están todos los documentos públicos, como actas de cabildo,
testamentos, bandos reales y cédulas reales, documentos que manifestaban una orden o decisión del rey,
que implicaba una acción legal. Por el otro, están los documentos privados, como la correspondencia
personal.
Fuentes escritas que suelen ser empleadas por historiadores de la vida cotidiana.
Las crónicas de Indias son todos aquellos relatos históricos
elaborados por conquistadores, religiosos o indígenas en los
que dan cuenta del proceso de conquista o de los primeros
años y décadas de la vida en Nueva España.
En los siglos XVI y XVIII se realizaron relaciones geográficas, que
consistían en preguntas formuladas por las principales
autoridades y respondidas por funcionarios civiles y religiosos
sobre diversos aspectos de la vida en Nueva España.
Hasta nuestros días han llegado también leyendas novohispanas ubicadas en
la ciudad, como el “Callejón del manco”, el “Callejón del muerto” o la “Casa de
los hermanos malditos”, las cuales retratan algunos rasgos de la cotidianidad.
La literatura de viajes, es decir, obras de viajeros que escriben sus
impresiones respecto al lugar que conocieron, expone también facetas
del día a día en Nueva España. Uno de sus principales exponentes fue
el alemán Alexander von Humboldt.
La guerra de conquista.
Conquista militar y conquista espiritual.
La conquista militar fue ejecutada por los conquistadores españoles por medio de campañas militares para
vencer a los nativos y convertirlos en vasallos de la Corona española. Aunque los soldados españoles eran pocos
en comparación con la gran cantidad de guerreros indígenas en el territorio nacional, contaban con ventajas
tecnológicas, como las armas de fuego, espadas y lanzas de metal, armaduras y el uso de caballos y perros.
La conquista espiritual fue responsabilidad de los misioneros franciscanos, dominicos y agustinos que
arribaron a Nueva España para evangelizar a los nativos y convertirlos a la fe católica. Su objetivo era
erradicar las antiguas creencias politeístas y sustituirlas con los dogmas del catolicismo. Para ello, los
frailes aprendieron lenguas prehispánicas y mucha de la cultura de los pueblos indígenas.
La conquista de
México-Tenochtitlán.
1519
Salida de Cuba (febrero de 1519) La expedición armada
por el gobernador Diego Velázquez y capitaneada por
Hernán Cortés salió de las costas de Cuba en febrero de
1519. Incluía once embarcaciones y alrededor de 600
hombres. Luego de bordear Yucatán y seguir por el litoral
del golfo de México, llegó al actual estado de Veracruz.
Fundación de Veracruz (abril de 1519) Los españoles establecieron la Villa
Rica de la Vera Cruz el 22 de abril de 1519, justamente donde se encuentra el
actual puerto de Veracruz. En mayo, Cortés fundó aquí el primer
ayuntamiento español en el territorio continental, para eludir las órdenes de
Diego Velázquez. Con esto, se liberó para emprender labores de conquista.
Incursión al interior (agosto de 1519) Los españoles se aliaron con los totonacas
de Cempoala, a quienes prometieron librarlos del yugo mexica. Además, Cortés
ordenó el hundimiento de los navíos en que llegaron para forzar a todos sus
hombres a acompañarlo en su marcha hacia Tenochtitlán. A inicios de agosto
pisaron territorio mesoamericano, reforzados por tropas totonacas.
Llegada a México-Tenochtitlán (noviembre de 1519)
El 8 de noviembre los expedicionarios entraron a
México-Tenochtitlán por la calzada de Iztapalapa.
Moctezuma Xocoyotzin los recibió con cortesía,
pensando que se trataba del regreso de un antiguo
dios. Los españoles fueron alojados en uno de los
palacios de la ciudad y unos cuantos días después
hicieron prisionero a Moctezuma.
Tlaxcala y Cholula (septiembre y octubre de 1519) En su camino, los europeos fueron
bien recibidos por la mayoría de las comunidades nativas. En septiembre, arribaron a
Tlaxcala, donde se aliaron con sus moradores, antiguos adversarios de los mexicas, y en
octubre, fueron recibidos en Cholula; pero aquí mataron a una gran cantidad de sus
habitantes, luego de sentirse amenazados por una probable emboscada en su contra.
1521
Inicio del sitio de Tenochtitlán (mayo de 1521) El 30 de mayo
de 1521, los españoles iniciaron el asalto definitivo sobre
Tenochtitlán con la ayuda de una gran cantidad de refuerzos.
Los invasores cortaron el suministro de alimentos de la ciudad,
lo que ocasionó que la hambruna diezmara a su población, ya
de por sí debilitada por las epidemias de viruela y sarampión.
Caída de México-Tenochtitlán (agosto de 1521)
Luego de casi dos meses y medio de sitio,
México-Tenochtitlán fue tomada por Hernán Cortés
y sus hombres el 13 de agosto de 1521.
Cuauhtémoc, último gobernante de los mexicas, fue
hecho prisionero y la urbe en ruinas quedó en
poder de los españoles y sus aliados indígenas.
1520
Pánfilo de Narváez y matanza
del Templo Mayor (mayo de
1520) En mayo de 1520, Cortés
dejó Tenochtitlán para
enfrentar al capitán Pánfilo de
Narváez, quien había arribado
al continente con órdenes de
apresarlo. Mientras Cortés lo
derrotaba en Cempoala, en
Tenochtitlán el español Pedro
de Alvarado ordenaba la
masacre de una gran cantidad
de mexicas que celebraba una
festividad religiosa, lo que
ocasionó su insurrección.
Muerte de Moctezuma y la Noche Triste
(junio de 1520) A su regreso a
Tenochtitlán, Cortés intentó pacificar la
ciudad con la intervención de Moctezuma,
pero este murió asesinado durante el
tumulto. Rodeados y sin víveres, los
españoles abandonaron Tenochtitlán el 30
de junio, no sin antes ser atacados y
derrotados por los mexicas en la llamada
Noche Triste. Tras su retirada, los
españoles se refugiaron en Tlaxcala.
Combate a pueblos vecinos (diciembre de 1520) Mientras
los españoles se recuperaban, Cortés comenzó a planear
la reconquista de la ciudad. Tras establecerse en Texcoco
en diciembre, los españoles atacaron los pueblos que
rodeaban Tenochtitlán, como Iztapalapa, Chalco y
Mixquic. Mientras tanto, en Tenochtitlán, la viruela
cobraba la vida de muchos nativos, entre ellos
Cuitláhuac, gobernante que había sustituido a
Moctezuma.