Hemos visto que la cultura organizacional le da
identidad a la organización para hacerla distinguible
de las otras. Esa identidad se refleja en las
características de las relaciones que se establecen
entre las partes al interior de la organización y de ésta
con su contexto. Una organización puede tener
cuantas partes considere necesarias para su operación
y para el cumplimiento de sus planes, y puede
disponerlas de la forma que considere más ajustada a
sus propósitos. Esa disposición de las partes origina
una estructura que se conoce como organigrama.
En el organigrama cada parte tiene asignadas responsabilidades que
son asumidas por personas quienes a su vez cumplen un rol, un cargo
dentro de la estructura. Las partes y los roles son nombrados para dar
claridad al flujo de procesos y de información, ese carácter nominal
varía según la identidad de una empresa a otra. Entonces, la empresa
está compuesta por áreas y cada área está conformada por cargos que
son ocupados por personas.