Esa negación puede inicialmente amortiguar el
golpe de la muerte de un ser querido y aplazar
parte del dolor, pero esta etapa no puede ser
definida porque el algún momento chocará la realidad.
Etapa de la ira.
En esta fase son característicos los
sentimientos de de rabia y resentimiento,
así como la búsqueda de responsables o
culpables. La ira aparece ante la
frustración de que la muerte es
irreversible., de que no hay solución y
puede proyectar esa rabia hacia el
entorno, incluidas otras personas
allegadas.
Etapa de la aceptación.
Una vez aceptada la pérdida, las personas
en duelo aprenden a convivir con su dolor
emocional en un mundo en el que el ser
querido ya no esta. Con el tiempo
recuperan su capacidad de experimentar
alegría y placer.
Etapa de la negociación.
En esta fase las
personas fantasean con
la idea de que se puede
revertir o cambiar el
hecho de la muerte.
Etapa de la depresión.
La tristeza profunda y la sensación de vacío con
características de esa fase, cuyo nombre no se
refiere a una depresión clínica, como un problema
de salud mental, sino a un conjunto de emociones
vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de
un ser querido. Algunas personas pueden sentir
que no tienen incentivos para continuar viviendo
en su día a día sin la persona que murió y pueden
aislarse de su entorno.