Se llama desarrollo sostenible aquél
desarrollo que es capaz de satisfacer
las necesidades actuales sin
comprometer los recursos y
posibilidades de las futuras
generaciones.
Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede
mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la
repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo
no es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce
ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa.
Hoy sabemos que una buena parte de las
actividades humanas no son sostenibles a
medio y largo plazo tal y como hoy están
planteadas.