Prevalencia: 1% de los niños y en el
1-3% de las niñas.
Varía con la edad.
Durante 1° año de vida, la relación
niño:niña es de 2,8-5,4:1.
>1-2 años hay una preponderancia femenina (1:10).
En los niños varones, la mayoría de las ITU se producen durante el 1° año de
vida, y son > frecuentes en niños no circuncidados.
En las niñas, la primera infección suele producirse hacia los 5
años de edad, con > frecuencia durante la lactancia y el
aprendizaje del control de esfínteres.
Están causadas principalmente por
bacterias colónicas.
En las niñas, el 75-90% de todas las infecciones está causado por
Escherichia coli, seguido por Klebsiella spp. y Proteus spp.
E. Coli es el microorganismo > frecuente en los niños, aunque también en los niños >1 año,
Proteus es tan frecuente como E. coli.
Staphylococcus saprophyticus y los enterococos actúan como
patógenos en ambos sexos.
Los adenovirus y otras infecciones virales también pueden ocurrir, especialmente como causa de
cistitis con hematuria macroscópica
Las ITU se han considerado como un factor de riesgo en la aparición de
una insuficiencia renal o una enfermedad renal terminal.
Aunque se cuestiona la importancia de las ITU como factor de riesgo aislado, puesto
que sólo el 2% de los niños con insuficiencia renal tiene antecedentes de ITU.
Esta paradoja probablemente se deba a una mayor
atención a los riesgos de las ITU y a su diagnóstico y
tratamiento precoces.
3 formas básicas
Pielonefritis clínica
Se caracteriza por alguno de los
siguientes síntomas o por todos.
Dolor abdominal, lumbar o costal, fiebre, malestar,
náuseas, vómitos y, en ocasiones, diarrea.
La fiebre puede ser la
única manifestación.
En recién nacidos son síntomas inespecíficos, como rechazo parcial
del alimento, irritabilidad, ictericia y pérdida de peso.
La pielonefritis es la infección bacteriana grave > frecuente en los
lactantes menores de 24 meses que presentan fiebre sin un foco claro.
Estos síntomas son indicativos de infección bacteriana de
las vías urinarias altas.
Este trastorno se denomina pielonefritis aguda cuando hay afectación del
parénquima renal, y puede hablarse de pielitis en caso contrario.
La pielonefritis aguda puede dar lugar a lesiones renales,
denominadas cicatrices pielonefríticas.
La nefronía lobar aguda (nefritis lobar aguda).
Las manifestaciones son las mismas que las de la
pielonefritis.
Este proceso puede demostrarse mediante pruebas de imagen renal.
Es una masa renal causada por una infección aguda focal sin licuefacción.
Puede tratarse de un estadio precoz del desarrollo de un absceso renal.
El absceso renal puede ser secundario a una infección
pielonefrítica debida a uropatógenos habituales o ser secundario
a una infección hematógena (S. aureus).
El absceso perirrenal puede ser secundario a una infección contigua al área perirrenal
(p. ej., una osteomielitis vertebral o un absceso del psoas) o a una pielonefritis que se
extienda a la cápsula renal.
Pielonefritis
xantogranulomatosa.
Clínicamente como una masa renal o una
infección aguda o crónica
Caracterizada por la presencia de inflamación
granulomatosa con células gigantes e
histiocitos espumosos.
Tipo poco habitual de
infección renal
Los cálculos renales, las obstrucciones y la infección
por Proteus spp. o E. coli contribuyen al desarrollo
de esta lesión, que normalmente requiere una
nefrectomía total o parcial.
Cistitis
Afectación de la vejiga urinaria.
Se caracteriza por: disuria, urgencia miccional, polaquiuria,
dolor suprapúbico, incontinencia y mal olor de la orina.
La cistitis no causa fiebre ni da lugar a lesión renal.
El mal olor de la orina no es un signo específico
de una ITU.
Cistitis hemorrágica aguda
Con frecuencia está causada por E. coli; también por
adenovirus de los tipos 11 y 21.
La cistitis por adenovirus es más frecuente en varones, se resuelve
espontáneamente y la hematuria cede al cabo de unos 4 días.
Cistitis eosinofílica
En las pruebas de diagnóstico por imagen se observan
típicamente múltiples masas vesicales sólidas.
La dilatación ureteral con hidronefrosis
también es frecuente.
Histológicamente corresponden a infiltrados
inflamatorios con eosinófilos.
Los niños con cistitis eosinofílica a veces han estado
expuestos a un alérgeno.
También es precisa una biopsia vesical para descartar un
proceso neoplásico.
El tratamiento más frecuente consiste en
antihistamínicos y antiinflamatorios no
esteroideos
Los síntomas habituales son los de una cistitis, con hematuria.
Cistitis intersticial
Se caracteriza por síntomas miccionales irritativos, como urgencia miccional,
polaquiuria, disuria y dolor vesical y pélvico que se alivia con la micción.
El urocultivo es negativo.
El trastorno afecta con > frecuencia a las adolescentes y es idiopático.
El diagnóstico se realiza mediante la observación por cistoscopia de úlceras
en la mucosa y distensión vesical.
En el tto: hidrodistensión vesical y la ablación por láser de las áreas ulceradas, pero
no existe ningún tratamiento que proporcione un alivio definitivo.
Bacteriuria asintomática
Situaciones en las que existe un urocultivo positivo sin manifestaciones de
infección.
El proceso es más frecuente en las niñas.
La incidencia es de <1% en las niñas en edad preescolar y escolar y apenas se
ve en los niños.
Es un trastorno benigno que no causa lesión renal, excepto en las embarazadas, en las que, si no se
trata, puede dar lugar a una ITU sintomática.
Algunas niñas son diagnosticadas erróneamente de bacteriuria asintomática, cuando en realidad
presentan síntomas como incontinencia diurna o nocturna o molestias perineales secundarias a una
ITU; estas pacientes deben recibir tratamiento antibiótico.
DIAGNÓSTICO
A partir de los síntomas o de los resultados
de un análisis de orina
Urocultivo para su confirmación y
tratamiento adecuado.
Varias formas de obtener una
muestra de orina.
Los niños que controlan los esfínteres, una muestra obtenida a
mitad de la micción suele ser adecuada.
Antes de obtener la muestra debe
limpiarse el introito.
En los varones no circuncidados, el prepucio debe retraerse; si el prepucio no es
retráctil, la muestra puede ser poco fiable por contaminación con flora de la piel
Según las directrices clínicas de la Academia
Americana de Pediatría (AAP)
Para los niños de 2-24 meses, en los niños que no posean un
adecuado control de los esfínteres, debe obtenerse mediante sondaje
o punción suprapúbica.
Como alternativa, la colocación, de una
bolsa de recogida estéril, precintada y adhesiva.
Se usa cuando se obtiene un cultivo negativo o se ha identificado un
único uropatógeno.
Un cultivo positivo puede deberse a contaminación, sobre todo en niñas y
en niños no circuncidados.
Si está previsto iniciar el tratamiento inmediatamente después de obtener el cultivo, la
muestra no debe obtenerse mediante bolsa de orina debido a la alta tasa de
contaminación, > por microorganismos mixtos.
Por lo general, en estos casos no suele ser necesaria
la realización de una punción suprapúbica.
Los nitritos y la esterasa leucocitaria por
lo general son positivos en las orinas
infectadas.
La hematuria microscópica es común en la cistitis aguda, pero
la microhematuria por sí sola no debe sugerir infección del
tracto urinario.
Los cilindros de leucocitos en el sedimento urinario apuntan a una infección con afectación
renal (en la práctica raramente están presentes).
Si el niño se encuentra asintomático y el resultado del análisis de
orina es normal, es poco probable que exista una infección urinaria.
Sin embargo, si el niño presenta algún síntoma, una ITU es posible, incluso cuando el resultado de un
análisis de orina sea negativo
Piuria
(leucocitos en la
orina).
Indicativa de infección, pero puede haber infección sin piuria; por tanto, este
hallazgo sirve más como confirmación que como diagnóstico.
Es importante el sembrado rápido de la muestra de orina, puesto que, si se mantiene a
temperatura ambiente > 60 minutos, el sobrecrecimiento de unos pocos gérmenes
contaminantes puede indicar una ITU sin que la orina esté infectada.
Un método fiable de conservación de la
muestra de orina hasta su cultivo es
mantenerla refrigerada.
Aparece en ITU bacterianas parcialmente tratadas, infecciones virales, tuberculosis renal, abscesos renales, ITU
en presencia de obstrucción urinaria, uretritis por enfermedades de transmisión sexual, inflamación cercana al
uréter o la vejiga (apendicitis, enfermedad de Crohn) y nefritis intersticial (eosinófilos).
ITU positivo: si el cultivo > 50.000 colonias de un mismo germen
(muestra de punción suprapúbica o sondaje) o si hay
10.000 colonias y el niño tiene síntomas.
En una muestra tomada con bolsa de orina, si el análisis de orina es patológico, el
paciente tiene síntomas y crece un único germen con un recuento de colonias
superior a 100.000, se supone que hay una ITU.
Sin embargo, si no se cumple alguno de estos criterios, se
recomienda confirmar la infección mediante una 2° muestra
obtenida por sonda.
En las infecciones renales agudas son frecuentes la leucocitosis, la
neutrofilia y una velocidad de sedimentación globular, procalcitonina y
proteína C reactiva elevadas.
Sin embargo, todos estos hallazgos son marcadores inespecíficos de
inflamación y su elevación no significa que el niño tenga una pielonefritis
aguda.
En absceso renal, el recuento de leucocitos está muy elevado, >
20.000-25.000/mm3.
La elevación de la cc sérica de procalcitonina se asocia
con pielonefritis y riesgo aumentado de cicatrización
renal.
Al ser que la sepsis es frecuente durante una pielonefritis (lactantes y niños con
uropatía obstructiva) deben realizarse hemocultivos antes de iniciar la
antibioterapia, si es posible.
Según las directrices de 2011 de la AAP para la población
pediátrica de 2-24 meses.
Factores de riesgo
En niñas
Raza blanca, edad inferior a 12 meses, fiebre >39°C, fiebre de duración
superior a 2 días, y ausencia de otra fuente de infección.
En niños
No ser de raza negra, fiebre >39°C, fiebre de duración superior a 24
horas, y ausencia de otra fuente de infección.
Características
atípicas.
Ausencia de respuesta tras 48 h de tto antibiótico
apropiado, el flujo urinario escaso, la presencia de una
masa suprapúbica o en el costado, la presencia de
patógenos distintos a E. coli, la urosepsis y ↑ cc de
creatinina.
TRATAMIENTO
Cistitis aguda
Debe ser tratada con prontitud para evitar una posible progresión
a pielonefritis.
En síntomas graves, obtener muestra de orina para
su cultivo e iniciarse el tratamiento de inmediato.
En síntomas leves o el diagnóstico incierto, el tto puede posponerse
hasta conocer los resultados del cultivo, que debe repetirse si éstos son
dudosos.
Cuando se inicia el tratamiento antes de tener los resultados del cultivo y el antibiograma, un
ciclo de 3 a 5 días de tratamiento con trimetoprima-sulfametoxazol (TMP-SMX) resulta eficaz
contra numerosas cepas de E. coli.
La nitrofurantoína (5-7 mg/ kg/24 h repartida en 3-4 dosis) es también eficaz y
tiene la ventaja de ser activa contra gérmenes de los géneros Klebsiella y
Enterobacter.
La amoxicilina (50 mg/kg/24 h) también es eficaz como tratamiento inicial, pero las
tasas de resistencia bacteriana son ↑.
En las infecciones febriles agudas,
sugestivas de pielonefritis clínica.
Ciclo de 7-14 días de antibióticos de amplio espectro que puedan alcanzar
unas concentraciones tisulares adecuadas
Los niños deshidratados, que presenten vómitos, que no puedan tomar líquidos, que sean < 1 m,
que sufran infecciones complicadas o en los que exista la posibilidad de una urosepsis, deben ser
ingresados en un hospital para su rehidratación y tto antibiótico IV
Tratamiento parenteral
Ceftriaxona (50-75 mg/kg/24 h, sin superar los 2 g)
Cefotaxima (100 mg/kg/24 h).
O ampicilina (100 mg/ kg/24 h) más un aminoglucósido como gentamicina (3-5 mg/kg/24 h en 1-3 dosis).
En gentamicina: posible ototoxicidad y nefrotoxicidad de los aminoglucósidos, y se
deben controlar las cc séricas de creatinina y gentamicina antes del tto y diariamente
a lo largo de éste.
Tto con aminoglucósidos es especialmente eficaz contra Pseudomonas y la
alcalinización de la orina con bicarbonato sódico aumenta su eficacia en las vías
urinarias.
Las cefalosporinas 3°generación, como: cefixima, son tan eficaces como la
ceftriaxona parenteral contra diferentes gérmenes gramnegativos distintos de
Pseudomonas.
Cefalosporinas de 3°generación, como:
la cefixima.
Se consideran como tratamiento oral de elección.
La nitrofurantoína no debe emplearse de forma rutinaria en niños con una ITU febril puesto que no
alcanza cc tisulares renales suficientes.
El ciprofloxacino, una fluoroquinolona oral, es un fármaco alternativo contra
gérmenes resistentes, especialmente Pseudomonas, en pacientes > de 17 años.
Sin embargo, se debe tener cuidado con el empleo clínico de las
fluoroquinolonas en niños, dada la posibilidad de que puedan
lesionar el cartílago
En algunos niños con una ITU febril, la inyección intramuscular de una dosis
inicial de ceftriaxona, seguida de un tratamiento oral con una cefalosporina
3° generación, es eficaz.
La práctica de un urocultivo una semana después de finalizar el tto de la ITU asegura la
esterilidad de la orina, aunque en la mayoría de los niños no sea necesario, ya que los
cultivos suelen ser negativos.
Absceso renal o perirrenal, o con infección de unas
vías urinarias obstruidas
> Requieren un drenaje quirúrgico o percutáneo
Ttratamiento antibiótico y otras medidas de sostén
Abscesos pequeños pueden tratarse inicialmente mediante drenaje.
En un niño con ITU recurrentes: utilidad la identificación
de factores predisponentes.
Muchas niñas en edad escolar padecen una disfunción
vesical-intestinal, cuyo tratamiento suele reducir la
probabilidad de ITU recurrentes.
Algunos niños con ITU orinan con poca frecuencia, y
muchos también padecen un estreñimiento grave.
La modificación conductual, con tto del
estreñimiento, a menudo es efectiva.
La profilaxis antimicrobiana con trimetoprima o nitrofurantoína (30% de
la dosis normal), una vez al día, es otra solución para este
problema, pero innecesaria en > de casos con ITU recurrente en ausencia de
reflujo grave.
La profilaxis con TMP-SMX, amoxicilina o cefalexina también puede ser eficaz, pero
el riesgo de ITU intercurrente puede ser más alto, puesto que pueden inducirse
resistencias bacterianas.
Los trastornos urológicos relacionados con las ITU que pueden beneficiarse de
profilaxis a largo plazo son la vejiga neurógena, la estasis y la obstrucción de vías
urinarias, el reflujo vesicoureteral grave y la litiasis.
Existe tto probióticos, que reponen la flora vaginal normal, y en el zumo de arándanos,
que impide la adhesión bacteriana y la formación de biopelículas, aunque no se ha
demostrado la utilidad.
ESTUDIOS DE IMAGEN EN NIÑOS CON ITU
FEBRIL
Identifica las anomalías anatómicas que predisponen a la infección, determina si existe afectación renal
activa y evaluar si la función renal es normal o se encuentra alterada.
2 abordajes para estudios de imagen
«de abajo hacia arriba»
Consistía en una ecografía renal + cistouretrografía miccional
Identifica alteraciones del tracto urinario superior e inferior, como reflujo vesicoureteral,
disfunción vesical-intestinal y alteraciones vesicales, como el divertículo paraureteral.
Es poco probable que detecte cicatrices renales a menos que sean importantes
(irregularidad cortical renal, riñón hipoplásico en la ecografía renal).
La gammagrafía con ácido dimercaptosuccínico (DMSA) es el mejor
método para valorar las cicatrices renales.
Realizar la CUMS antes de que el niño sea dado de alta en el hospital es una forma de
proceder adecuada que asegura que la evaluación sea completa.
Si está disponible, en las niñas se puede realizar una cistografía isotópica en
lugar de una CUMS con contraste, ya que la primera técnica expone las gónadas a
una menor radiación.
La cistografía isotópica no proporciona una buena definición anatómica
de la vejiga ni permite una valoración precisa del grado de reflujo.
No puede detectar un divertículo paraureteral ni
mostrar si el reflujo se produce en un doble sistema
colector o en un uréter ectópico.
En los niños varones, la definición de la uretra mediante CUMS es importante
para detectar válvulas uretrales posteriores
«de arriba hacia abajo».
Intentó ↓ exploraciones mediante CUMS.
Comienza con una gammagrafía renal con DMSA para identificar
áreas de afectación pielonefrítica aguda, denominada
pielonefritis aguda
Se caracteriza por fiebre, malestar general, dolor abdominal o en
la fosa lumbar y, ocasionalmente, náuseas y vómitos.
Factor de riesgo de daño renal y cicatrices renales
La gammagrafía con DMSA en los niños más pequeños por lo
general requiere sedación.
Si la gammagrafía con DMSA es positiva, realizar una gammagrafía de seguimiento
4-6 m después para determinar si se han producido cicatrices renales.
TC constituye otra herramienta diagnóstica que permite el diagnóstico de la
pielonefritis aguda, pero la experiencia clínica con DMSA mayor y la TC
implica una radiación importante.
AAP recomienda que en un 1° episodio típico de ITU, el primer estudio de diagnóstico por
imagen debe ser la ecografía renal, ureteral y vesical.
La CUMS está indicada si el estudio ecográfico es anormal, el paciente presenta
signos atípicos o tras una ITU febril recurrente
CUMS inicial sólo se recomienda
en niños <6 meses.
Niños con antecedentes de cistitis (disuria, tenesmo, polaquiuria, dolor suprapúbico),
las pruebas de diagnóstico por imagen suelen ser innecesaria
PROFILAXIS DE LAS INFECCIONES RECURRENTES DEL TRACTO URINARIO
Niños con 1° episodio de pielonefritis, con un tracto urinario anatómicamente normal y sin
signos de reflujo, no es necesario administrar profilaxis antimicrobiana en un intento de evitar
recurrencias o formación de cicatrices renales.