Un diccionario nunca puede faltar en la vida cotidiana de un estudiante. Los diccionarios nos ayudan a
entender las palabras que no conocemos. Ellos han jugado un rol importante como testimonios de la historia.
La versatilidad de los diccionarios y su aporte a la cultura se ha visto potenciada por las nuevas
tecnologías. Es de esta época el surgimiento de los diccionarios electrónicos.
Un diccionario electrónico, en esencia, ofrece lo
mismo que un diccionario en papel: un listado de
términos de una lengua junto con sus definiciones y
otras informaciones también importantes (categoría
gramatical, información de ámbito de uso, etc.).
La versión electrónica del Diccionario de Uso de María Moliner,
por su parte, nos suele ofrecer, para cada palabra que buscamos,
un término sinónimo. Así, para disentir nos dice que su sinónimo
es discrepar; para gobernar, regir; o, para escaso, poco.
Un recurso interesante es la búsqueda de anagramas. Un
anagrama es, como figura literaria, una transposición de
las letras de una palabra de tal forma que se obtiene una
palabra distinta. Por ejemplo, amor es anagrama de Roma.
El Diccionario de Moliner nos da todas las opciones de
anagramas de amor: maro, mora, ramo, Roma.
¿Qué utilidad puede tener
esta búsqueda? Muchas, pero
una práctica, por ejemplo,
sería facilitar la búsqueda de
rimas. Si necesitas producir
un texto poético y no sabes
con qué rimar, puedes usar
esta versión electrónica.