Los investigadores del consumidor valoran las actitudes, ya sea formulando preguntas
o logrando inferencias a partir del comportamiento de la gente. Por ejemplo, si un
investigador interroga a un consumidor y se entera de que él compra sistemáticamente
el desodorante Old Spice, y que incluso lo recomienda a sus amigos, el investigador
probablemente inferirá que ese consumidor tiene una actitud positiva hacia esta marca
de desodorante.
Este caso ilustra el hecho de que las actitudes no siempre se observan de manera directa,
sino que deben inferirse a partir de lo que las personas dicen o hacen. Además, el ejemplo
anterior sugiere que un universo completo de comportamientos del consumidor
—consistencia en sus compras, recomendaciones a los demás, clasificaciones de máxima
categoría, creencias, evaluaciones e intenciones— se relaciona con las actitudes.
Entonces, ¿qué son las actitudes? En el contexto del
comportamiento del consumidor, la actitud es una
predisposición aprendida, que impulsa al individuo a
comportarse de una manera consistentemente favorable o
desfavorable en relación con un objeto determinado.
Cada uno de los elementos de esta definición describe
alguna propiedad importante de una actitud específica
y es fundamental para entender la función que
desempeñan las actitudes en el comportamiento del
consumidor.
El “Objeto” de la Actitud
La palabra objeto incluida en nuestra definición de la actitud
orientada hacia el consumidor debería interpretarse con la
suficiente amplitud para incluir conceptos específicos
relacionados con el consumidor o con el marketing, como
producto, categoría de productos, marca, servicios, posesiones,
uso del producto, causas o efectos, gente, publicidad, sitios de
Internet, precio, medios de comunicación o vendedores
minoristas.
Existe un consenso general respecto de que una actitud
“puede conceptualizarse como una evaluación resumida
acerca de un objeto”
Al realizar una investigación acerca de las actitudes, tendemos a ser
específicos en términos de objetos. Por ejemplo, si lo que nos interesa es
determinar las actitudes de los consumidores hacia las tres principales
marcas de teléfonos inalámbricos, nuestro “objeto” podría incluir a
Panasonic, AT&T y Uniden.
Las Actitudes tienen Consistencia
Otra característica de las actitudes es que son
relativamente consistentes respecto del comportamiento
que reflejan. Sin embargo, a pesar de su consistencia, las
actitudes no necesariamente son de carácter permanente:
en realidad, cambian.
Resulta importante ilustrar lo que entendemos por consistencia. Por lo general,
esperamos que el comportamiento de los consumidores sea congruente con sus
actitudes. Por ejemplo, si un consumidor mexicano nos informara que prefiere los
automóviles japoneses sobre los coreanos, esperaríamos que ese individuo se
sintiera más inclinado a comprar una marca japonesa cuando necesite remplazar
su vehículo actual.
En otras palabras, cuando los consumidores sienten libertad para
actuar conforme a sus deseos, suponemos que sus acciones serán
consistentes con sus actitudes. No obstante, muchas veces las
circunstancias impiden la consistencia entre las actitudes y el
comportamiento.
Modelos estructurales de actitudes
Motivados por el deseo de entender la relación entre las actitudes y el
comportamiento, los psicólogos se abocaron a construir modelos que les
permitieran captar las dimensiones fundamentales de una actitud. Con esta
finalidad, han centrado su atención en la tarea de especificar la composición de
las actitudes para explicar o predecir mejor el comportamiento.
Modelo de los tres
Componentes de la
Actitud
El primero de los tres componentes de este modelo de actitudes está
constituido por las cogniciones del individuo, es decir, el
conocimiento y las percepciones que éste ha adquirido, mediante una
combinación de su experiencia directa con el objeto de la actitud y la
información conexa procedente de diversas fuentes.
Este conocimiento y las percepciones resultantes suelen adoptar la forma de
creencias; es decir, el consumidor considera que el objeto de la actitud posee
varios atributos y que ese comportamiento específico lo conducirá a
resultados también específicos
Las emociones o los sentimientos de un
consumidor en relación con un producto o
marca en particular constituyen el
componente afectivo de una actitud-
5 Esas emociones y sentimientos a menudo son interpretados por
los investigadores del consumidor como factores de naturaleza
principalmente evaluativa; es decir, que captan la evaluación
directa o global de un individuo acerca del objeto de la actitud
(indican el grado en que el individuo califica su actitud frente al
objeto como “favorable” o “desfavorable”, “buena” o “mala”).
Modelo de Actitudes con Atributos Múltiple
Los modelos de actitudes con atributos múltiples son un reflejo de las
actitudes de los consumidores respecto de un objeto determinado de
tales actitudes (por ejemplo, un bien, un servicio o un catálogo de
ventas por correo directo, o bien, una causa o un efecto), como una
función de la percepción y de la evaluación de los consumidores en
relación con los atributos clave o con las creencias sobre el objeto
particular de cada actitud.
El modelo de la actitud hacia el objeto es particularmente
adecuado para medir las actitudes hacia una categoría de
productos (o servicios), o hacia marcas en particular
Según este modelo, la actitud del consumidor respecto de un
producto o de marcas específicas de un producto es una función
de la presencia (o ausencia) y la evaluación de ciertas creencias o
atributos específicos del producto.
Formación de actitudes
Cuando hablamos de la formación de una actitud, nos referimos al
cambio que existe entre no tener ninguna actitud hacia un objeto
determinado (como unos audífonos eliminadores de ruido) y sí tener
alguna actitud concreta acerca de él (como los audífonos
eliminadores de ruido son fabulosos cuando queremos escuchar
música o ver una película al viajar en un avión).
La diferencia entre no tener actitudes definidas o
tener alguna (es decir, la formación de actitudes) es
el resultado de un proceso de aprendizaje
En la formación de las actitudes del consumidor influyen poderosamente la
experiencia personal, la influencia de familiares y amigos, el marketing directo y
los medios de comunicación masiva e Internet. El medio principal por el cual se
forman las actitudes en relación con bienes y servicios es la experiencia directa
que obtiene el consumidor cuando los prueba y los evalúa.
Los mercadólogos utilizan cada día con mayor frecuencia los
programas de marketing directo muy enfocados en pequeños
nichos de consumidores, para ofrecerles bienes y servicios que se
ajusten a sus intereses y estilos de vida.
La personalidad también juega un papel decisivo en la formación de actitudes. Por ejemplo,
los individuos que sienten una alta necesidad de cognición (quienes buscan información y
disfrutan del pensamiento) suelen formarse actitudes positivas en respuesta a los anuncios
o al correo directo que contienen gran abundancia de información relacionada con el
producto
Estrategias de cambio de actitud
Una estrategia eficaz para modificar las actitudes del consumidor respecto de un producto o una
marca consiste en poner de relieve sus necesidades en particular. Un método para cambiar la
motivación se conoce como el enfoque funcional. Según esta perspectiva, las actitudes se
clasifican en términos de cuatro funciones: la función utilitaria, la función defensiva del ego, la
función de la expresión del valor y la función del conocimiento.
La función utilitaria: Parcialmente, nuestras actitudes frente a las
marcas se deben a la utilidad de éstas. Cuando un producto nos ha
resultado útil o nos ha servido bien en el pasado, nuestra actitud
hacia él suele ser favorable.
La función defensiva del ego: La mayoría de las personas desea proteger su
autoimagen contra los sentimientos internos de inseguridad; es decir, buscan
sustituir su incertidumbre por una sensación de seguridad y confianza
personales.
La función de la expresión del valor: Las actitudes son una expresión o un reflejo
de los valores generales del consumidor, de su estilo de vida y de sus puntos de
vista. Si un segmento de consumidores suele tener una actitud positiva ante la
idea de adquirir los jeans de diseñador más modernos, entonces es probable que
sus actitudes hacia las nuevas marcas de jeans de diseñador reflejen esa
orientación.
La función del conocimiento Por lo general, los individuos sienten una intensa
necesidad por conocer y entender a las personas y los objetos que los rodean. Esa
“necesidad de conocimiento” del consumidor que es una necesidad cognitiva resulta
importante para los mercadólogos interesados en el posicionamiento de productos.