Un vínculo muy fácil de apreciar es el siguiente: Los estímulos se reciben a través de las células
sensoriales receptoras distribuidas por el cuerpo, captan información desde dentro de nuestro
organismo. La información recibida en el estímulo se transmite a través de neuronas en forma de
impulso nervioso hasta el Sistema Nervioso Central. Allí se procesa la información y se emite una
respuesta, que viaja también en forma de impulso nervioso hasta los órganos lo cual realizará la
acción de respuesta.
El sistema nervioso transmite señales entre el cerebro y el resto del cuerpo,
incluidos los órganos internos. De esta manera, la actividad del sistema
nervioso controla la capacidad de moverse, respirar, ver, pensar y más. La
unidad básica del sistema nervioso es una célula nerviosa, o neurona
En el sistema nervioso central se llevan a cabo los procesos mentales necesarios para
comprender la información que recibimos desde el exterior. Asimismo, es el sistema
encargado de transmitir ciertos impulsos hacia los nervios y los músculos, por lo que
dirige sus movimientos. De esta manera, el sistema nervioso central se vale de las
neuronas (sensoriales y motoras) del encéfalo y la médula espinal para provocar las
respuestas precisas a los estímulos que el cuerpo recibe. Por ello, por ejemplo, se
puede cambiar de conductas, incluso, tomando en cuenta las experiencias pasadas. La
importancia del sistema nervioso central está en la capacidad de controlar las funciones
corporales, de desarrollar conocimientos, aprendizajes, distinguir emociones, entre
otros, especialmente desarrollados por el ser humano. Es decir, el sistema nervioso
central nos permite reconocernos como individuos, ser conscientes de quiénes somos,
de qué hacemos y sentimos.
Tanto el sistema reproductor masculino como el sistema reproductor femenino
son necesarios para la reproducción. Los seres humanos, al igual que otros
organismos, trasmitimos algunas de nuestras características a la siguiente
generación. Lo hacemos a través de los genes, los portadores especiales de los
rasgos humanos.
Conjunto de tejidos, glándulas y órganos que participan en
la procreación (tener hijos). En la mujer, abarca los ovarios,
las trompas de Falopio, el útero, el cuello uterino y la
vagina. En el hombre, abarca la próstata, los testículos y el
pene.