ha alterado drásticamente la biodiversidad
del planeta, lo cual favorece la transmisión
de patógenos causantes de enfermedades
tales como dengue, paludismo, asma,
tuberculosis, ébola, fiebre amarilla, cólera,
diarrea, parásitos intestinales, hipotermia,
fenómenos meteorológicos
extremos cada vez más
frecuentes, como olas de
calor, tormentas e
inundaciones, la alteración
de los sistemas
alimentarios, el aumento
de las zoonosis
Muchos de los virus y
bacterias más letales son
sumamente sensibles al
clima, es decir a la
temperatura y las
precipitaciones,