El cuidado al enfermo en el final de la vida tiene como cuestión primordial determinar cuál es el
tratamiento adecuado en función de sus perspectivas biológicas y de sus circunstancias personales y
sociales.
promover el ajuste del enfermo, familia y/o persona significativa a una nueva realidad, enfrentando
de la mejor forma posible la condición de enfermedad terminal, cuyos caminos pasan por el buen
control del dolor y de otros síntomas, buena comunicación, apoyo psicosocial y trabajo en equipo
ENFERMEDAD TERMINAL
La enfermedad terminal se considera la fase final de numerosas enfermedades crónicas
progresivas, cuando han sido agotados todos los tratamientos posibles y se alcanza la
irreversibilidad.
EL CUIDADO EN EL FINAL DE LA VIDA
Cuando se cuida del enfermo en el final de la vida, se debe tener presente, no sólo los princípios
éticos y morales que envuelven la relación establecida, sino también considerar que la práctica de la
enfermería no se reduce a la mera ejecución de técnicas, pues está implicada una relación
interpersonal donde los aspectos emocionales, culturales y espirituales deben ser considerados y
valorizados
El enfermo debe ser considerado con todo el respeto que le es debido, como ser humano que es,
por lo que personalizar sus necesidades es una prioridad a cimentar por los profesionales de salud,
familiares u otros cuidadores, respetándo sus creencias y deseos, dando al proceso de muerte la
posibilidad de proseguir su curso, de forma natural, encaminándose para un fin digno y sereno.
Por eso integrar a la familia, como unidad cuidadora, se vuelve esencial para la planificación y toma
de decisiones procurando evitar que las adversidades inherentes a toda la fase de la agonía, no
resulten en factores desestabilizantes en el luto sino que, por el contrario, se tornen factores que
favorezcan la aceptación de la pérdida.
En la prestación de cuidados debemos seguir algunos principios básicos como:
Evaluar la situación inicial del enfermo y familia, reconociendo el cuidador principal, el medio
ambiente, los medios físicos y personales que puede disponer, determinar las necesidades y
problemas generales o específicos, a través de un diagnóstico del enfermo y familia, lo más detallado
posible; planificar los cuidados a través de la elaboración de un plano individualizado, en conjunto
con el enfermo y familia, compartiendo las decisiones y problemas; ejecutar el plano elaborado,
fijando prioridades diarias de cuidados; evaluar los cuidados, tomar en cuenta como estos están
siendo realizados, los resultados obtenidos y la percepción de mejoría por parte del enfermo.