Baja el estreÌs: Cuando se medita se “enciende” el sistema parasimpaÌtico y se “apaga” el simpaÌtico,
encargado de liberar adrenalina, y se reduce el estreÌs.
Te relajas: Cuando centras tu atencioÌn, desciende la actividad en la corteza frontal. AlliÌ se ejecutan
las funciones que nos permiten perseguir un objetivo.
AdioÌs al tiempo: Desciende la actividad del loÌbulo parietal derecho, que recibe las
sensaciones de tacto, temperatura y equilibrio. Pierdes la nocioÌn del tiempo.
Fortalece neuronas. Un estudio de 2012 mostró que las personas que meditan presentan mayores
niveles de girificacion o "plegado" de la corteza cerebral como resultado de crecimiento, que a su vez
puede permitir que el cerebro procese información más rápidamente, por lo que se mejora la toma
de decisiones, la formación de recuerdos y la atención.
Más listo, más emocional: Al meditar crece la materia gris del cerebro,
relacionada con la mejora de las respuestas cognitivas, emocionales, e inmune,
puede estar ligado a este crecimiento y sus efectos positivos sobre la respiración
y la frecuencia cardíaca (control cardiorrespiratorio).
Te hace feliz: El aumento de materia gris frontal y del hipocampo resulta en más
emociones positivas, la retención de la estabilidad emocional y el comportamiento
más consciente acentuado énfasis en que viven el día a día.
Cerebro saludable: Quienes meditan tienen una expresión más sana de los metabolitos
cerebrales relacionados con la ansiedad y la depresión.