En el siglo XVIII, la obra de Nicolás Tetens (1777), citada por L. Galvanoski, es el primer trabajo serio en
el campo del desarrollo adulto y envejecimiento; pone de relieve la importancia de encontrar leyes
generales de desarrollo que no se encuentran en otros períodos de edad. Es considerado precursor
por dos razones: --Presenta una revisión comprensiva de las distintas formulaciones sobre el
desarrollo a través de la vida. --Enfatiza la necesidad de atender el desarrollo y los cambios de
conducta del ser humano en la vejez. F. A. Carus (1808) fue el primero en ofrecer una descripción
psicológica del desarrollo humano a lo largo de la vida; distinguió cuatro períodos generales: infancia,
juventud, edad adulta y vejez. Además señaló que la edad cronológica no es un determinante
psicológico del desarrollo. El desarrollo tiene lugar cuando se observan cambios duraderos. En la
persona coinciden el cambio y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas competencias
personales trans
Teorias mas representativas
Crisis normativa: La tarea general será la adaptación a un cuerpo que se deteriora, y las pérdidas, por
ejemplo, de la pareja deben compensarse con mejores contactos sociales con los propios hijos y otros
familiares o amigos. Otra adaptación esencial, según Havighurst, se refiere a la jubilación y su
consecuente descenso de recursos económicos. Muchas de estas teorías de crisis normativa se basan
en las ocho famosas etapas de Erikson (1950, 1968) que él llamaba las “ocho edades del hombre”.
Teorías sobre el envejecimiento exitoso: Estas teorías intentan describir los caminos que deben seguir
las personas mayores para cumplir con las exigencias de su edad y llegar a un alto grado de
satisfacción en su vida, Havighurst, Neugarten y Tobin (1964) afirman que el envejecimiento óptimo
va unido a un estilo de vida activo continuado. Las personas mayores deben prolongar todo lo posible
sus actividades acostumbradas y buscar nuevas alternativas para aquellas otras que deban
interrumpir por
Autores y/o teóricos más
representativos de la
psicopatología de la
adultez y la vejez.
Erick Ericsson (1902-1994) es considerado el autor más relevante,
de tradición psicoanalítica que supone una reconceptualización
de la dinámica evolutiva del ser humano. En su teoría del
desarrollo psicosocial, identificó todas la etapas en función de
las crisis del yo que describe para cada una de ellas; denominó
la fase final con el término de vejez y señaló como crisis
característica de esta etapa la relación entre la integridad del yo
versus la desesperanza.
Crowdry, en 1939, publica su libro Problems of aging y hace importantes
contribuciones acerca del envejecimiento y abarca los aspectos culturales,
psicológicos y específicos para la psicología de la vejez, que hasta el momento no
habían sido abordados de manera integral y con una visión amplia.
F. A. Carus (1808) fue el primero en ofrecer
una descripción psicológica del desarrollo
humano a lo largo de la vida; distinguió
cuatro períodos generales: infancia, juventud,
edad adulta y vejez. Además señaló que la
edad cronológica no es un determinante
psicológico del desarrollo
En el siglo XVIII, la obra de Nicolás Tetens (1777), citada
por L. Galvanoski, 3 es el primer trabajo serio en el
campo del desarrollo adulto y envejecimiento; pone de
relieve la importancia de encontrar leyes generales de
desarrollo que no se encuentran en otros períodos de
edad. Es considerado precursor por dos razones:
--Presenta una revisión comprensiva de las distintas
formulaciones sobre el desarrollo a través de la vida.
--Enfatiza la necesidad de atender el desarrollo y los
cambios de conducta del ser humano en la vejez.
Stanley Half es reconocido como uno de los pioneros en la
psicología de la vejez en los Estados Unidos. En 1922, publicó
su libro Senectute:The Last Half of Life, en el que apunta la
dependencia de las particularidades psicológicas de la edad o
las causas biológicas.
Los modelos u enfoques más representativos en psicología
Modelo psicodinámico: Fundado por
Sigmund Freud, este enfoque se centra en
el papel del inconsciente y los conflictos
internos en la determinación del
comportamiento y el pensamiento
Psicoanálisis: El psicoanálisis pone especial énfasis en las
experiencias tempranas de la infancia y en cómo estas
pueden influir en la vida adulta.
Modelo sistémico: El enfoque sistémico ve al individuo
no como una entidad aislada, sino como parte de
sistemas más amplios, como la familia o la sociedad.
Considera que nuestras interacciones y relaciones
dentro de estos sistemas tienen un profundo impacto
en nuestro comportamiento y bienestar. Es una
perspectiva que ha sido particularmente influyente en
la terapia familiar y en la psicología comunitaria.
Modelo cognitivo conductual: Propuesto por John B. Watson y
posteriormente desarrollado por B.F. Skinner, el conductismo se enfoca
en el estudio observable y medible del comportamiento, dejando de lado
los procesos mentales internos. Según esta perspectiva, el
comportamiento es el resultado de asociaciones aprendidas entre
estímulos y respuestas. El conductismo incorporo los procesos cognitivos
en el aprendizaje, reconociendo que lo que se aprende son también
estrategias o esquemas cognitivos, es decir, un modo de ver la realidad y
el mundo. (Luque & villagran, 2000).
Modelo humanístico: derivada de la psicología existencial y que
ha tenido uno de sus principales logros en la psicología
positiva. La psicología humanística deja en segundo plano la
psicopatología y la enfermedad mental, preocupándose de la
persona y su libertad como ser, su autonomía, su vida
responsable y su autorrealización. (Berwart,2015).
Modelo Biopsicosocial: establece que son diversos los factores
que influyen en el desarrollo y bienestar de una persona, en el
contexto de una enfermedad, trastorno o discapacidad. El origen
del modelo biopsicosocial lo encontramos en las ideas del
psiquiatra y médico internista estadounidense George L. Engel
(10 de diciembre de 1913 - 26 de noviembre de 1999), quien en el
año 1977 propone un modelo basado en la idea de que en todas
las fases de una determinada enfermedad, trastorno o
discapacidad, coexisten los tres tipos de factores mencionados (a
los que también les podemos añadir los factores espirituales).
El modelo biológico asume como principio fundamental
que el trastorno mental es una enfermedad, Así, las
alteraciones psicopatológicas se producen porque existen
anormalidades biológicas subyacentes.
Resumen
Dado que los cambios suceden de manera distinta en las diversas competencias, conviene hablar de una
multidimensionalidad y una multidireccionalidad. También es necesario describir los cambios, según las
características de cada persona o cada grupo. El influjo de la experiencia y del propio historial, el prolongado
hábito en criterios cognitivos y conductuales o el efecto de diversos contextos educativos, sociales, etc…
componen una serie de variables decisivas. Se han de considerar, pues, los cambios diferenciales, al
aumentar la edad. Las diferencias de cambio entre las personas (interindividuales) y dentro de la misma
persona (intraindividuales) conforman, por tanto, la base de la gran variabilidad dentro del grupo de las
personas mayores. Vital involvement in Old Age, define la vejez como la edad en que se adquieren
comportamientos de dependencia, ligada a una fragilización del estado de salud; reconoce que los
comportamientos de adaptación suponen el reconocimiento y la aceptación
de una relación de interdependencia -dependencia del organismo que impone limitaciones motrices,
sensoriales o mentales- hacia un entorno social donde la calidad de vida actual depende completamente de
esta relación. Ericsson insiste sobre el reflejo de supervivencia indispensable durante esta edad y sobre la
flexibilidad del funcionamiento psíquico necesaria, permanente o indispensable para resolver cualquier
situación. Tambien Describe la vejez como la fase que prepara al Hombre para la etapa final, la muerte y la
experiencia de soledad. Muchas han sido las investigaciones que han asociado la vejez con la experiencia de
soledad como una característica de la edad; sin embargo, estudios recientes sobre el tema, realizados por T.
Oroza (2001), confirman que la soledad no es un patrimonio de la vejez, que puede aparecer en otras etapas
del ciclo vital de la familia o como resultado de diferentes eventos vitales como crisis circunstanciales de la
vida.