Created by Wendy Martínez
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Es difícil definir que es un valor, puede retomarse desde una postura filosófica, social, etc., todas las definiciones que tiene nos llevan por un mismo camino, es un problema estrictamente humano. Hay muchas formas de ser humanos, y también dejar de serlo, podemos escoger entre hacer el bien o el mal, decir la verdad o mentir, justos o injustos... Esto radica en lo moral, en lograr diferenciar que nos humaniza y que no.
La palabra viene del latín valare (fuerza, salud, estar sano, ser fuerte). En el campo de la ética y la moral, los valores son cualidades que podemos encontrar en el mundo que nos rodea. Puede ser un paisaje, una persona, la sociedad, el sistema político, en las acciones que realizamos, entre otras cosas. De ellos depende que llevemos una vida alegre, grata, en armonía con nosotros y con los que nos rodean, para así poder desarrollarnos en un ambiente sano y tranquilo.
Son complejos, de varias clases, pero todos coinciden en mejorar la calidad de nuestra vida. Biológicos: Refieren a la salud, se cultivan mediante educación física e higiénica. Sensibles: Conducen al placer, la alegría, el esparcimiento. Económicos: Proporcionan todo lo que nos es útil; valores de uso y de cambio. Estéticos: Muestran la belleza en todas sus formas. Intelectuales: Nos hacen apreciar la verdad y el conocimiento. Religiosos: Nos permiten alcanzar la dimensión de lo sagrado. Morales: Su práctica nos acerca a la bondad, justicia, libertad, honestidad, tolerancia, responsabilidad, solidaridad, agradecimiento, lealtad, amistad, paz, entre otros.
Aquellas actitudes negativas que se oponen a lo que establecen los valores éticos y los valores morales que regulan y guían las conductas de las personas en la sociedad. En este sentido, los antivalores conforman una serie de actitudes negativas, incluso, peligrosas, que se contraponen a su par opuesto, los valores, y que no reciben el apoyo de la sociedad en general.
Algunos ejemplos son: la deshonestidad, la injusticia, intolerancia, traición, egoísmo, irresponsabilidad, indiferencia, etc. Una persona inmoral es la que se coloca frente a los valores en actitud negativa, para rechazarlos o violarlos. El camino de los antivalores es el equivocado, no solo nos deshumaniza y nos degrada, nos hace merecer desprecio, desconfianza, rechazo por parte de nuestros semejantes y la sociedad.
Los valores morales son los que orientan nuestra conducta, con base en ellos regimos nuestras acciones ante diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana. Si deseamos vivir en paz y ser felices, debemos construir una escala de valores que facilite nuestro crecimiento como seres humanos, y así poder aportar cosas positivas a nuestra comunidad. Los valores son tan humanos, tan necesarios, que es necesario hacerlos un hábito, aquí es donde intervienen la ética y la moral.
Ambas expresiones se refieren a ese tipo de actitudes y comportamientos que hacen de nosotros mejores personas, más humanas. La moral: Describe los comportamientos que nos conduce hacia lo bueno. De acuerdo a la moral, una persona determina si un acto es incorrecto o correcto y luego actúa en consecuencia. Los valores morales, por lo tanto, son los criterios que llevan a un ser humano a definir si una acción es buena o mala. La ética: Es la ciencia filosófica que reflexiona sobre dichos comportamientos. Es la parte de la filosofía que trata de la moral de los actos humanos que permite calificarlos corno buenos o malos y de las obligaciones del hombre. Los valores son guías que orientan la conducta de los seres humanos. Tanto una como otra nos impulsan a vivir de acuerdo con una elevada escala de valores.
El inculcar valores y principios no tiene que ser una actividad exclusiva para cuando los hijos son pequeños y comienzan a discernir entre acciones buenas o malas. Contrario a la percepción clásica de la adolescencia como período de dificultad para el desarrollo del individuo, esta etapa representa una buena oportunidad para fomentar la interiorización de normas y valores, y reforzar dicha interiorización ante las presiones externas y la necesidad de aceptación. Los valores son convicciones profundas de los seres humanos, que determinan su manera de ser y orientan su conducta. Son, además, creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de aprecio. Los valores involucran sentimientos y emociones. Valores, actitudes y conducta están relacionados.
Así, el reforzamiento de los valores en la adolescencia permite a los jóvenes desarrollarse en distintos aspectos, tales como: Orientación de su conducta de acuerdo al contexto social y en la formación de su moral y personalidad. Fortalecimiento de su postura frente a los valores del mundo y frente a la sociedad en la que se estén desenvolviendo. Maduración intelectual y desarrollo de sus capacidades de razonamiento, vinculados a su personalidad.
La adolescencia es el momento en el que los jóvenes pondrán en práctica los valores que se les son inculcado desde niños, pues empiezan a participar de manera más activa en las actividades sociales, en este contexto deben construir su identidad fortalecer sus valores. Para así poder llevar relaciones sanas y tranquilas con quienes forman parte de su entorno. Desde esta perspectiva, los valores forman un papel muy importante en el adolescente, para su formación e identificación la vida adulta.
Aunque no todos tenemos los mismos valores o no les damos la misma importancia, podemos afirmar que los valores positivos nos benefician y mejoran nuestro entorno social, al promover un ambiente de trabajo eficaz y eficiente en un marco de respeto a los derechos humanos y a la legalidad. Los valores negativos o antivalores, en cambio, propician incertidumbre y malestar en los individuos y deterioran sus relaciones personales y laborales.
El egocentrismo, la desconfianza y la deshonestidad son algunos valores negativos que pueden debilitar el potencial de una persona, lesionar su carrera, costarle una amistad o causar graves perjuicios en su vida. Con frecuencia los individuos no reconocen poseer valores negativos, pero sí los fomentan a través de acciones que los dañan a ellos y a otros, como mentir y participar en actos corruptos. Los valores no sólo afectan a la persona, sino también a aquellos con quienes se interactúa, como familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, jefes y autoridades, entre otros. Todos somos miembros de una sociedad, pero los valores individuales influyen en la forma en que funciona la comunidad.
En cualquier actividad, los valores impactan en la productividad y las relaciones interpersonales. Valores indispensables para un ambiente de trabajo en armonía son el respeto, la honestidad, la responsabilidad, la identidad laboral y la iniciativa, entre otros. Estos se traducen en acciones específicas, cuya ejecución u omisión tendrá un efecto en la forma en que cada uno desempeña su trabajo, en qué tipo de decisiones toma y qué tanto estas decisiones favorecen o debilitan una Cultura de la Legalidad dentro nuestro entorno laboral.
Los valores son importantes para una convivencia social armoniosa. Sin los valores como referencia frente a nuestra forma de actuar individual y hacia los demás, las relaciones humanas se debilitan al no albergar criterios comunes para la vida en sociedad. Los valores son características positivas de gran importancia que nos ayudan a ser mejores individual y socialmente. Se pueden enumerar muchos valores claves para la construcción de una mejor sociedad, pero siempre se debe tomar en cuenta que todos se encuentran interligados. Algunos de estos valores indispensables son: Respeto Amor Libertad Justicia Tolerancia Igualdad Paz Honestidad Responsabilidad Lealtad
Honestidad: quien tiene como valor la honestidad no sólo evita la mentira sino que también su conducta es congruente con lo que dice y piensa. La honestidad está asociada a la integridad. Empatía: es la capacidad de comprender los sentimientos y pensamientos ajenos, la situación por la que pasan otras personas aunque sea diferente a la propia. Tolerancia: tener la tolerancia como valor implica aceptar las opiniones y actitudes de otros, incluso si van en contra de los propios valores.
Irresponsabilidad: En algunas ocasiones este es un antivalor que puede describirme, pues por falta de organización llego a dejar las cosas a medias o a no terminar mis pendientes. Pereza: se refiere a la falta de voluntad para realizar alguna actividad o tarea. Aveces por dar prioridad a otras cosas, no hago lo que es de verdad importante. Impuntualidad: El no organizar mi tiempo es algo que me trae muchos problemas, como dejar las cosas a medias, o llegar tarde a la escuela o algún lugar.
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