Cuando era una niña pequeña, los padres de Lita la llevaban muy a menudo al Museo del Prado en Madrid.
Las obras de Lita pueden encontrarse actualmente en importantes galerías, museos y colecciones privadas de todo el mundo.
Los rostros de sus personajes son realistas y desgarrados, como los de la gente que conoció en los bajos fondos de Barcelona.
Los cuadros de Lita son de tamaño gigante porque desde pequeñita le decían que iba a ser una gran artista.