Created by María Alejandra Menéndez Niño
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UNIVERSIDAD SAN PABLO DE GUATEMALA
Facultad de Ciencias Empresariales
Escuela de Administración de Empresas
Licenciatura en Dirección de Mercadeo y Ventas.
CAPITULO 1
*No hay nada nuevo debajo del sol.
* Todo lo terrenal es vanidad y aflicción del espíritu.
* Poseer sabiduría también traerá aflicción. Sin embargo por medio de la sabiduría sabremos tomar buenas decisiones.
CAPITULO 2
El hombre no puede afanarse por hacer todas las cosas del mundo. Trabajar, crecer, tener bienes y suplir necesidades, es vanidad. La felicidad absoluta está en el señor y en lo que Él nos da.
CAPITULO 3
Todo tiene su tiempo en este mundo. Este tiempo le pertenece a Dios, y todo lo que los humanos hacen debe ser para agradar a Dios. Sus planes son perfectos y lo que el dijo que hará, lo cumplirá. El humano debe gozarse en el Señor.
CAPITULO 4
Es mejor estar con pocos y tranquilos que con mucho y llenos de aflicción y vanidad. Nuestros deseos vanidosos nos hacen tener una mala relación con Dios.
CAPITULO 5
No debemos prometerle a Dios cosas que no estamos dispuestos a cumplir. Pues, Dios no necesita nada de nosotros. Nosotros necesitamos todo de Él.
CAPITULO 6
Todo lo que hacemos debe ser para Dios. No debemos prometer ni decir nada que no cumpliremos pues decepcionamos a Dios.
Dios es capaz de brindarnos todo lo que es bueno para nuestro corazón y satisfacernos en su presencia, la cual es para siempre.
CAPITULO 7
A Dios le gusta el orden. Que nos gocemos en el bien, en la sabiduría y en la paz. La sabiduría fortalece al sabio y le hace entender que lo Dios hizo no se puede moldear y cambiar.
CAPITULO 8
El que guarda el mandamiento de Dios a su tiempo recibe su recompensa. Dios conoce el corazón de su creación y sabe perfectamente que necesita cada quien.
CAPITULO 9
Los justos y los sabios pertenecen a las manos de Dios. En Dios y en la vida tenemos esperanza del por venir. Podemos llevar una vida conforme a su plan, gozando de lo que en amor Dios nos brinda
CAPITULO 10
El que es necio tiene a ser victima de sus propias necedades y de las consecuencias de ella.
CAPITULO 11
Lo que sembramos lo cosechamos. No nos cancemos de hacer el bien, pues en Cristo tenemos la recompensa de su amor y la vida eterna. Seamos generosos y hagamos las cosas bien.
CAPITULO 12
El joven se debe de alegrar en Dios en su juventud. No olvidarlo y acordarse de el todos los días de su vida. Pues habrán días buenos y días malos en los cuales Dios se hará presente en todo momento.