Los nuevos templos
Los centros comerciales surgen en la medida en que hay desvalorización del
centro de las ciudades y una pérdida de funciones de los sitios que en otras
épocas convocaban allí a la ciudadanía: la plaza pública, los grandes teatros y
las instancias gubernamentales que se desplazan hacia lugares que se suponen
más convenientes. “Descuidamos tanto la calle que la simulación de la calle
triunfa”, dice el arquitecto Maurix Suárez, experto en el tema.
El centro comercial es escenografía, y crea una ilusión de interacción ciudadana
que en realidad no existe. Lo contrario al vecindario y al barrio, lugares que en
sociedades sanas propician el encuentro y la solidaridad. El centro comercial
da estatus. Allí se va no solamente a ver y ser visto, sino a exhibir lo que exige
el capitalismo rampante: capacidad de compra. El centro comercial es un lugar
privado que simula ser público, donde dejamos de ser ciudadanos para ser
clientes en potencia. Es triste ver cómo se instaura una cultura del manejo del
tiempo de ocio que hace que las familias prefieran estos lugares que venden la
idea de que consumir es la forma de ser feliz, al parque o la calle que bulle con
sus realidades complejas.
Tomado de: Bonnett, Piedad. (2 de febrero de 2013). www.elespectador.com. Recuperado el 16 de 6 de
2015, de http://www.elespectador.com/opinion/columna-402565-los-nuevos-templos
En el enunciado “Allí se va no solamente a ver y ser visto, sino a exhibir lo que
exige el capitalismo rampante”, la palabra subrayada tiene la función de:
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