La ética de Aristóteles es una ética netamente teológica.
Observó que los seres humanos, por naturaleza, tienden a la felicidad.
La felicidad del SH guarda una relación intrínseca con el bien propio y exclusivo del ser humano.
Facultades propiamente humanas son muchas. (Comer, correr, recordar nos son comunes con otras especies) (Pensar, amar o querer son propias y exclusivas de los SH).
La virtud: Término medio entre dos extremos viciosos, uno por exceso y otro por defecto. Exige un esfuerzo constante para mejorar, o dicho de otro modo, para conseguir una mejora que nos aleje del peligro de caer en uno de los extremos.
Virtudes éticas: Se refieren a la corrección del carácter y las costumbres.
Virtudes dianoéticas o intelectuales: Guardan una estrecha relación con el entendimiento.
La justicia particular: Se refiere a los diferentes campos que podemos distinguir entre la sociedad. Dentro de este tipo de justicia se encuentran 3: justicia distributiva, justicia correlativa, justicia conmutativa.
Justicia distributiva: Consiste en la repartición de los bienes sociales de acuerdo a los méritos y capacidades.
Justicia correlativa: Es la encargada de reparar los daños, tanto voluntarios como involuntarios, que las personas causan. (Ejemplos: derecho civil y penal).
Justicia conmutativa: Es la encargada de dirigir las relaciones comerciales de compra-venta y otras de tipo análogo. En ese sentido, las personas pueden renunciar a sus derechos pero no a sus deberes.
Para llegar a la auténtica felicidad no nos bastan solo las virtudes éticas, ya que estas solo proporcionan una felicidad “secundaria”. También son necesarias las virtudes dianoéticas o intelectuales, que en cierto modo nos ayudan a acercarnos a los dioses.