Si el fundamento del conocimiento fuera la sensación, habría tantos conocimientos como seres humanos, pues, en principio, no hay manera de saber si todos los seres humanos tienen las mismas sensaciones. Para Platón, esta problemática se soluciona afirmando que los objetos sensibles son un reflejo de unas ideas abstractas, eternas, inmutables y objetivas, y como el alma en algún momento ha estado en contacto con éstas. Teniendo en cuenta que se está hablando del origen del conocimiento, este argumento pertenece a
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