La siguiente expresión pertenece al profeta, “Alcé después mis ojos, y miré, y he aquí un varón que tenía en su mano un cordel de medir. Y díjele: ¿A dónde vas? Y él me respondió: A medir a Jerusalem, para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud. Y he aquí, salía aquel ángel que hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, y díjole: Corre, habla a este mozo, diciendo: Sin muros será habitada Jerusalem a causa de la multitud de los hombres, y de las bestias en medio de ella. Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y seré por gloria en medio de ella.”
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