Ruidera a 13 de Junio de 1590
¡Querida y venerada Dulcinea del Toboso!:
Deseo fervientemente que cuando este mensaje halles en tus benditas manos, te encuentres tan saludable y bella como cuando allí té dejé.
Yo, por estos andurriales de nuestra tierra manchega, acompañado de mi inseparable Sancho, el asno que soporta su redonda pesadez y mi majestuoso rocinante, me encuentro algo desvaído, pero con el genio suficiente y el impulso del corazón necesario, para hacer frente a todo el que hiera con sus maldades el patrimonio rústico de nuestras tierras.
Basta imaginarte junto a mí, apreciada señora mía, para que la torcía’ de mi talle, alumbre con gallardos modos las brechas polvorientas de estos caminos.
Verás Dulcinea, en los párrafos que soslayo a continuación, te explicaré a mis modos, la última y serena andanza (…)
Cuando te escribo esta carta me sorprende el atardecer, tomando un vino y unos pinchos de queso con mi abrumador Sancho. Los tragos me sirven para ahuyentar los temores y la pluma para desafiar mi sabiduría.
Esperando encontrarme con vuestra merced a no muchas auroras, no quisiera que mis relatos empañaran vuestros ojos que alumbran mi sendero.
Hidalgo caballero, Don Quijote de la Mancha
Postdata: si alguna vez nos cansamos de El Toboso o él de nosotros, añorada Dulcinea, un pueblo ha de acoger nuestros huesos, y éste, por mor de Sancho, será La Villa del Roble.
Fragmento Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra.
4. Quien narra en el texto anterior es
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