1.3. VERSIONES DEL ALMA

La pregunta de la realidad del alma y su distinción del cuerpo está entre los problemas más importantes de la filosofía. Ya que con ello está directamente relacionada la doctrina de una futura vida.

Varias teorías en cuanto a la naturaleza del alma han reclamado ser reconciliables con el principio de inmortalidad, pero esto es un instinto seguro que nos conduce a sospechar cada ataque sobre la solidez o la espiritualidad del alma como un asalto sobre la creencia en la existencia después de la muerte.

El alma puede ser definida como el principio último e interno por el cual pensamos, sentimos, y por el cual nuestros cuerpos son animados. El término "lmente" por lo general denota este principio como el sujeto de nuestros estados conscientes, mientras "alma" denota también la fuente de nuestras actividades vegetativas.

Platón: encontramos combinados el punto de vista cosmológico y el epistemológico. Así en el "Timaeus" encontramos una reflexión sacada de las fuentes Pitagóricas sobre origen del alma. Primero el alma mundial es creada según las leyes de simetría matemática y la concordia musical. Es compuesto de dos elementos, un elemento "de identidad" (tauton) correspondiente a la orden universal e inteligible de verdad, y otro elemento de distinción "o alteridad" (thateron) correspondiente al mundo de las existencias sensibles y particulares.

Platón enseña la doctrina de pluralidad de almas (la alegoría conocida del jinete y los dos corceles). El alma racional fue localizada en la cabeza, el alma irascible o apasionada en el pecho y el alma concupiscible en el abdomen.

En "República", en vez del alma triple, encontramos la doctrina de tres elementos dentro de la unidad compleja del alma sola. Su cuenta del origen del alma en el "Timaeus" le conduce aún a negar la inmortalidad intrínseca del alma mundial, y admitir sólo un condicional de inmortalidad sobre el placer de Dios.

En "Phaedo" el argumento principal para la inmortalidad del alma está basado en la naturaleza de conocimiento intelectual, interpretado sobre la teoría de reminiscencia; esto implica la preexistencia del alma y, lógicamente, su preexistencia eterna.

Estas distintas líneas argumentales nunca son armonizadas por Platón. La doctrina Platónica tendió al Transcendentalismo extremo: el alma y el cuerpo son órdenes distintas de la realidad, y la existencia corporal implica una especie de violencia hacia la parte más alta de nuestra naturaleza compuesta. El cuerpo es "la prisión", "la tumba", o, como algunos platónicos posteriores expresaron ello, "el infierno" del alma.
Descartes: concibió el alma esencialmente como la sustancia, y el cuerpo como la sustancia ampliada. Los dos son así simplemente la realidad dispar, sin la conexión vital entre ellos. Esto considerablemente está marcado según su teoría de la posición del alma en el cuerpo. A diferencia de los Escolásticos él se limita ello a un sólo punto - la glándula pineal – el cual sirve para controlar varios órganos y músculos a través de “la vivacidad", una especie de fluido que circula por el cuerpo.

Así las funciones biológicas del alma han sido hechas de forma remota e indirecta y, de hecho, más tarde se redujeron casi a la nulidad: la vida inferior fue cortada de la más alta, considerada como un mecanismo simple. Sólo por ayuda Divina la acción entre el alma y el cuerpo es posible.

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