UN NIÑO
En la infancia, durante una enfermedad larga, tan larga que todavía la recuerdo, tuve ante el lecho una ventana con hierros vertiales que una sola rama de árbol cruzaba, desnuda y como suspendida. c
La lluvia la llenaba de gotitas lentas y viajeras, los vientos apenas la movían.
Se recogió la lluvia a lo alto, se fue el viento siguiendo su camino.
Y una mañana, de sorpresa, amaneció tras los barrotes negros una guirnalda blanca, veinte florecitas agazapadas y curiosas, que parecían prontas a volar al menor ruido.
Se responde Ennegreciendo una de las cuatro letras: a, b, c, d
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