El ser humano necesita categorizar y ordenar a la realizad, y una de las formas de estructurar el mundo es valorarlo positiva o negativamente.
En el libro de "El Extranjero" Albert Camus nos muestra a un hombre indiferente, este personaje nos hace ver cuán excepcional es esta actitud ante el mundo.
De acuerdo a Adolfo Sánchez Vázquez una valoración debe constar solamente del sujeto y objeto a valorar.
La valoración moral tiene características más específicas, aquí se distingue el bien como un valor y el bien como el objeto en el que se deposita el valor.
Las personas y los objetos pueden ser susceptibles de valorar moralmente, todo depende de la valoración del hombre.
La moral cambia de sociedad en sociedad, y por ello es lógico que también lo bueno se transforma de acuerdo a las necesidades de la sociedad.
Sócrates afirmaba que o bueno es aquello que nos da felicidad, y que sólo se puede ser feliz cuando hace uso de sus facultades.
La corriente utilitarista define que lo bueno es útil, es decir sólo lo que sirve se considera bueno.
En cuanto a la corriente del vitalismo, se considera que lo verdaderamente bueno es aquello que nace de las energías del hombre y de su cuerpo.
Para Kant, lo verdaderamente bueno debe ser dictado por la razón, no por los sentimiento o las pasiones; esto es definido como la buena voluntad.