Pienso luego existo.

Esta duda conduce a una primera verdad absoluta a toda duda: la existencia del propio sujeto que piensa y duda, es decir, si piensa, existe en tanto ser pensante: (Gogito, ergo sum). La duda puede alcanzar el contenido de mi pensamiento, pero no al pensamiento mismo.

La existencia del sujeto pensante es una evidencia que está por encima de la existencia del cuerpo y del mundo. Lo único cierto es que yo soy una cosa que piensa. El yo o alma, no necesita ninguna condición material, es independiente y distinta de cualquier sustancia material, mas fácil de conocer que el cuerpo, ya que de ella tenemos una certeza inmediata e intuitiva. Si el alma es pensamiento e independiente del cuerpo, entonces es inmortal.

El cogito es el primer principio del conocimiento de certezas. El objetivo último de la filosofía cartesiana al afirmar la existencia del alma (pensamiento) y cuerpo (extensión) constituyen sustancias distintas es salvaguardar la autonomía del alma respecto de la materia. Dando lugar al dualismo de sustancias.

Una consecuencia que se deriva del planteamiento cartesiano es el encierro del sujeto en sí mismo; solipsismo.

Concluye Descartes que el pensamiento recae directamente sobre ideas, es decir, que el pensamiento piensa siempre ideas, las cuales son representaciones mentales. Descartes distingue dos aspectos de las ideas, que son actos mentales y que poseen un contenido objetivo.

Descartes distingue entre tres clases de ideas: Las ideas adventicias, las que parecen provenir de nuestra experiencia externa. (Idea de árbol, hombre). Las ideas facticias, las que construye la mente a partir de otras ideas. (Idea unicornio), y las innatas, son las más importantes, el pensamiento las posee en sí mismo.

Descartes demostrará la existencia de Dios mediante tres argumentos: dos causales y uno ontológico.

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Apuntes donde se habla de los pensamientos de René Descartes