La ciencia y la tecnología pueden palparse en lo cotidiano. Basta echar
una ojeada a los objetos que nos rodean en nuestro diario vivir y preguntarnos
por el contenido de conocimiento que ha hecho posible su producción.
Subyacen a este conjunto innumerable de productos, procesos y equipos infinidad
de tecnologías «que no existían y no hubieran existido jamás si no
hubiera sido por el talento y la creatividad del hombre», como lo vio Jorge
Sábato.
Siendo el conocimiento la «materia prima»
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