Noriega, S. (2011). Los años veinte: el éxito de la crítica. En S. Noriega, La crítica de arte en Venezuela ( pp. 106- 122) Mérida: Ediciones Actual- Libros.
Luego de la primera Guerra Mundial el fenómeno de las tendencias vanguardistas adquieren vigor en Latinoamérica, sobre todo en el campo de la literatura. También fue el caso de las Universidades argentinas, objeto de contundentes reformas que ascendieron el índice humanístico y científico.
Peor es en Venezuela donde apenas comienzan a asentarse las bases de una tradición artística, y que concernió el poco interés por las vanguardias europeas. Y fueron los cronistas y críticos del los años veinte y treinta quienes escribían que aún se sentían files a la revalorización del paisaje, para la construcción de un arte nacional.
Era la continuidad de una postura cultural puesta en escena por el Círculo de Bellas Artes. Si algo caracterizo la segunda década del siglo XX fue la abundancia de exposiciones de pintura donde predominaba el paisajismo. (S. Noriega, 2011, pp. 108-109)
En sus escritos realizaban una lectura de las obras, señalando los aspectos más importantes y mostrando al espectador una apreciación general de la plástica y su estructura pictórica. Ya con la aparciion de las obras de Armando Reverón que se catalogaban como obras contundentes, la crítica se volvió más contundente y causaron gran polémica.
Por otro lado se nombra a Zulia como lugar del acontecer artístico que se desarrolló por medio de acciones culturales como “ El Zulia Ilustrado” que fue la primera publicación periódica en reproducir imágenes fotografías financiadas por su director, Eduardo López Rivas. Por otro lado el Circulo Artístico promovió la organización cultural de diferentes actividades.
Toda esta redacción del arte de la época contextualizo las diferentes manifestación artísticas, siguiendo las lecciones de Ramón de la Plaza, es decir, todo esto se realizó bajo la concepción del hombre del siglo XIX.
Él insistía en mirar hacia al arte de la época, el auge vanguardista europeo, para buscar el valor verdadero de una obra artística.
Sin embargo no faltaron revistas culturales en cuyas páginas se insertaban trabajos dirigidos a promocionar las expresiones artísticas más modernas. ( S. Noriega, 2011, p.129)
Habla de artistas como Francisco Narváez, donde resalta su originalidad y su capacidad de influenciarse de las corrientes modernas pero añadiéndole su sello personal. Es Julián Padrón quien expone un artículo casi biográfico del pintor. También de Armando Reverón, mostrando su obra desde la generalidad, no solo analizando algún cuadro en particular.