Los ríos de la vertiente atlántica: excepto las cuencas gallegas y andaluzas, son largos. Su fuerza erosiva es escasa porque discurren por llanuras que apenas se hunden (barrancos en desniveles). Caudal abundante, con numerosos afluentes, pero régimen irregular. Presentan estiaje en verano y crecidas en primavera y otoño, coincidiendo con las precipitaciones