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En la etapa de la Conquista las culturas originarias en Latinoamérica se convirtieron en objeto de colonización que debía ser neutralizado social, cultural y políticamente.

Es la raíz de la no exclusión de estas culturas se encuentra el proceso de no occidentalización, que no rechaza las diferencias, a las cuales no excluye o no encubre.

Antes eran gentes que vivían en estas tierras y, creyendo Colón que había llegado a la India les llamó “Indios”, desvalorizando su ser, quehacer y el significado que dichos pueblos daban a la realidad.

A pesar de ello, los pueblos indígenas han sido sujetos pasivos. En estos cinco siglos, no se han dado movimientos de resistencia y de sublevacion.

En el Siglo XVI, se entabla una relación asimétrica entre los Andes y Europa (…) Encuentro dominado por la violencia y la imposición (...) Del lado andino, junto al resquebrajamiento de un universo mental, surge el esfuerzo por comprender ese verdadero cataclismo que fue la conquista.

En América Latina, la discriminación y la exclusión hunde sus raíces en la conquista y colonización, pero no exclusivamente.

Después de la independencia de los Estados Americanos, la población indígena ha quedado marginada y excluida casi en su totalidad de la vida política, económica, social y cultural de las nuevas naciones.

La cultura y su derivado, la interculturalidad, son dos conceptos que se hayan estrechamente ligados. En la realidad lo que existe no es “la” cultura sino una variedad de culturas que entran en un constante interflujo. A través de su cultura las personas confieren sentido a su vida.