Les resultaba blasfemo que Jesús se equipase con Dios. Jesús, en su intento de convencerles, acude al argumento que estaba a su alcance, acude a sus obras, a sus obras que realizaba delante del pueblo. “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Pero reaccionan tratando de apedrearle y no cesaron hasta conseguir matarle, clavándole en la cruz de manera injusta.