Examen Especial 25 Comprensión Lectora

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Opción EXÁMENES SIMULACRO COMPRENSIÓN LECTORA Quiz on Examen Especial 25 Comprensión Lectora , created by CENTRO NACIONAL DE EXÁMENES DE ADMISIÓN on 09/08/2021.

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Question 1

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. En la lectura, la palabra “hurgó” (línea 2) se puede sustituir por:
Answer
  • Persiguió
  • Buscó
  • Escondió

Question 2

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. Según la lectura, la palabra “raro" (línea 36) se refiere:
Answer
  • Difícil
  • Extraño
  • Escaso

Question 3

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. Según la lectura, la palabra "bamboleaban" (línea 54 se refiere a:
Answer
  • Moverse
  • Detenerse
  • Inclinarse

Question 4

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. ¿Cuál de las siguientes opciones resume MEJOR la lectura?
Answer
  • El comportamiento de un niño diferente
  • Las fantasías de Guillermo
  • La aburrida espera en una oficina médica

Question 5

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. Según la lectura, se puede INFERIR que la máquina que usaba Guillermo era un
Answer
  • Instrumento electrónico que utilizaba el padre para su trabajo
  • Procesador de palabras con el que jugaba todos los días
  • Aparato que le permitía comunicarse porque no podía hablar

Question 6

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. De la lectura se puede INFERIR que Guillermo era un niño que
Answer
  • Se movía continuamente en su mundo imaginario
  • Todos los días jugaba con un amigo inventado
  • Sufría alucinaciones debido a los medicamentos

Question 7

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. ¿Qué opción evidencía MEJOR la respuesta del ejercicio anterior?
Answer
  • Líneas 4-5 ("Había bebido... los ojos")
  • Líneas 19-23 ("Guillermo... volando")
  • Líneas 26-28 ("su padre... historial")

Question 8

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. En la lectura, la expresión "se le escapaban rayitos de sol por los ojos" (línea 5) es un ejemplo de
Answer
  • Hipérbole
  • Metáfora
  • Onomaptopeya

Question 9

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. En la lectura la expresión "nacido para despertar mariposas" (línea 30) se refiere a que Guillermo
Answer
  • Posee una delicadeza y fragilidad especiales
  • Pasa inadvertido por su carácter tímido
  • Es un niño con atributos diferentes a los demás

Question 10

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. Según la lectura, Guillermo repite el sonido porque
Answer
  • Quiere marcharse de la oficina
  • Está enojado con su padre
  • Pretende asustar a los otros niños

Question 11

Question
Los ejercicios del 1 al 11 se basan en la siguiente lectura: La lectura trata sobre lo que acontece en una oficina médica. Fue temprano a primera vista. Llegó de la mano de su padre, hurgó en el nuevo espacio intentando hacer un reconocimiento hasta que se dio cuenta de que era un espacio pequeño. Había bebido de la mañana su mejor (5) parte y se le escapaban rayitos de sol por los ojos. Parecía perderse entre las partículas de aire, como hilvanando ficciones en un mundo alterno. - Iiiiiiiii -era su única palabra, su única oración. La repetía una y otra vez con distintos tonos, como si (10) el cambio de tonos diera sentidos distintos a esa vocal. Y Guillermo se convirtió en el explorador de aquella mañana de verano. Su mano, a veces, sin querer, tomaba la mía como buscando afianzarse en un puente de amor inadvertido. Al mismo tiempo, alzaba un vuelo (15) particular… escapando, lejos, muy lejos, de aquella extraña y fría oficina. Su turno no llegaba y al parecer tardaría mucho más. Mientras el padre completaba unos formularios que exigía el protocolo de la oficina, Guillermo caminaba; daba vueltas; se ponía en cuclillas; (20) empezaba a contar los sueños que llevaba entre sus dedos, dedos que se transformaban en alas de duende; luego, daba con las manos tres golpes en el piso y seguía volando. —Iiiiiiiiiiiiii —subía el tono de su melodía. (25) Buscaba su “juguete” para decirle a su padre que se quería ir. “Caminar” —decía la máquina, pero su padre no escuchaba, seguía llenando hojas y hojas detallando los pormenores de su historial. Creo que buscaba aliento entre el papel y la tinta, antes de seguir imponiendo amor (30) a su hijo nacido para despertar mariposas. —Iiiiiiiiiiiii —argüía con carácter. Y cuando la puerta se abría, se escapaba para ir o para volver a cualquier parte, con su mirada llena de luz. Yo estaba esperando también a que llamaran a (35) mi hija. Habíamos ido allí buscándole solución a un problema raro. Guillermo tropezaba una y otra vez con nuestras piernas y retomaba su vuelo, perdido en el tiempo y en el espacio. Al ritmo de esta danza regresaba con sus alitas (40) de duende a decirle a su padre iiiiiiiiiiiii. Era evidente que quería irse. Quise abrazarlo, pero no me atreví. En un mundo en el que se intenta resguardar a los niños de la maldad cotidiana, no lo consideré apropiado. Uuufff, hice un esfuerzo para contener las ganas, (45) aunque lo abracé con el pensamiento, dirigida por su zigzagueante y profunda mirada, buscando conectar con su frecuencia, con su hermosa vibración. Los niños que esperaban su turno miraban a Guillermo asustados. Y sí, no había duda, Guillermo era especial. Por eso, quizá sin (50) conocerlo me inspiró tanta ternura. La oficina fue vaciándose. Mi hija ya estaba dentro con la doctora. Entonces el iiiiiii iiiii iiiii de Guillermo se intensificó, no quería seguir esperando en ese lugar. Vi como sus manos se bamboleaban en el aire (55) intentando capturar sus sueños. Guillermo escapaba impetuosamente de la obligación de estar presente, daba tres golpes en el suelo, como agitando mariposas, le nacían alas entre los dedos y transformaba aquella oficina en un solemne y misterioso mariposario. La mujer que observa al niño siente tanta ternura por él que quiere:
Answer
  • Conocerlo
  • Abrazarlo
  • Protegerlo
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