Test: Dios y las promesas

Inmediatamente después de la desobediencia de Adán y Eva en el huerto del Edén, conocida como la “caída del hombre”, Dios se dirige primero a la serpiente (Satanás), luego a Eva y finalmente a Adán. Génesis 3, 15 contiene la afirmación conocida como:

"Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón". Dios le dijo esto a Adán y Eva.

«Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti». Dios le dijo esto a la mujer.

Dios le dijo al hombre:

Luego del [blank_start]diluvio[blank_end], Noé decide edificar un altar y ofrecer sacrificio de animales como ofrenda al Señor.

“Sí, yo confirmo mi pacto con ustedes. Nunca más las aguas de un diluvio matarán a todas las criaturas vivientes; nunca más un diluvio destruirá la tierra”. Génesis 9, 11. La señal del pacto que Dios dejó es el arco iris.

Dios le prometió a Abram:

Dios le prometió a [blank_start]Moisés[blank_end] que liberaría a su pueblo de los egipcios: "Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una [blank_start]tierra[blank_end] fértil y espaciosa". Éxodo 3, 8 Para ello, Dios envió sobre la tierra de Egipto diez [blank_start]plagas[blank_end]; la última fue tan terrible que el mismo Faraón echó al pueblo de Israel de Egipto. Durante esta plaga, Dios libró al pueblo de Israel de la muerte a través de la [blank_start]Pascua[blank_end], fiesta con la que se celebra año tras año la libertad del pueblo de la tierra y opresión de Egipto.

Luego de la partida de Egipto, y estando en el desierto, Dios le prometió a Moisés que daría pan (alimento) del cielo. Este alimento se conoce como "maná".

Después de [blank_start]cuarenta[blank_end] años en el desierto y la muerte de [blank_start]Moisés[blank_end], Dios comisionó a Josué para guiar al pueblo de Israel a tomar la tierra prometida. Primero debían cruzar el río [blank_start]Jordán[blank_end] y luego tomar la ciudad de Jericó, cuyas murallas eran muy fuertes. Dios le prometió a Josué que había entregado en su mano la ciudad de Jericó: "Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir. Pero el Señor le dijo a [blank_start]Josué[blank_end]: «Te he entregado Jericó, a su rey y a todos sus guerreros fuertes...» Éxodo 16, 1-2 Josué y el pueblo de Israel hicieron todo lo ordenado por [blank_start]Dios[blank_end], tuvieron fe en Su promesa y las cosas ocurrieron tal como Dios había dicho a Josué.