La ciudadanía se ha convertido en las últimas décadas en un tema central de los cambios sociopolíticos en México. A medida que el país transitó de un régimen autoritario a uno más democrático desde finales de los años setenta, la transición y sus reformas electorales y de partidos comenzaron a plantearnos una serie de interrogantes sobre el acompañamiento ciudadano que tendría la construcción de la democracia en nuestro país. Es decir, qué tanto los cambios políticos y sociales habían contribuido a ampliar la noción de ciudadanía, no solo desde el punto de vista formal y legal, sino desde la apropiación individual y colectiva de valores y prácticas propicios a la democracia más allá de su versión procedimental.