La Educación Orientada a los Valores del Profesionalismo
Los valores y las actitudes conjuntamente con otros aspectos se enmarcan las denominadas competencias genéricas o transversales que exigen metodologías docentes y evaluativas adecuadas. La presentación del modelo profesional a emular exige idealmente que el que actúa de modelo sea clínicamente competente (que tenga conocimientos, habilidades clínicas y comunicativas, buen juicio y capacidad para decidir), que sea unhabilidoso educador (comunicador, proveedor de feedback y creador de oportunidades para la reflexión) y esté dotado de cualidades personales (honestidad, compasión, integridad, entusiasmo y compromiso con la excelencia).
Obviamente no existe, o es muy raro, el modelo perfecto. Lo importante es que se pueda reflexionar sobre lo que se vive en primera persona u por observación de figuras de autoridad o de referencia. Se debe tener presente que la capacidad de reflexión no es espontánea y que los alumnos deben aprenderla a base de realizarla de forma sistemática en distintas áreas de aprendizaje profesional. Consciente o inconscientemente se está trabajando con la esfera emocional de las personas y la reflexión sobre situaciones concretas puede ayudar a conocer y conectar con los propios sentimientos, emociones y percepciones y poder así intervenir sobre el propio rol profesional. Un elemento clave en el aprendizaje y desarrollo de actitudes y valores es la cultura del contexto en el que se da.
La cultura del contexto educativo o clínico, en su vertiente socializadora, conduce a aprendizajes que los estudiantes y residentes adquieren o desarrollan a veces sin darse cuenta. De hecho esta esfera que estamos tratando típicamente está más presente en el llamado curriculum oculto21 que en los programas de formación declarados. En ocasiones el entorno clínico o docente no siempre constituye un clima ideal para el aprendizaje.
Pueden parecer justificables en ciertos entornos algunas decisiones poco profesionales. El contexto en el que se aprende con frecuencia es ‘tóxico’, en el sentido de promover unas actitudes y valores en línea opuesta a la deseable. Merece la pena que las facultades y las instituciones sanitarias analicen su clima educativo, que depende de su cultura, institucional, pues sin climas educativos adecuados que conforman el currículo oculto difícilmente se logrará alcanzar los objetivos educativos deseados especialmente en el campo del profesionalismo.
Finalmente debemos considerar la reflexión como un elemento esencial para el aprendizaje y la evaluación del profesionalismo. La reflexión convierte las experiencias en aprendizaje más consciente y duradero. La reflexión, elemento nuclear en la teoría del aprendizaje situacional, fue identificada ya por Schön como una competencia profesional esencial, en tanto que la práctica repetitiva sirve para desarrollar automatismos necesarios, siendo otro elemento esencial del aprendizaje experiencial.
Dado que los estudiantes pueden tener poca práctica en el autoaprendizaje, es conveniente que este proceso de reflexión esté estructurado y contar con el soporte del profesorado. En este sentido la reflexión debe realizarse en forma de sesiones de discusión en pequeños grupos, o con el uso de portfolios entre otros.