La contaminación es la introducción de sustancias u otros elementos físicos en un medio que provocan que éste sea inseguro o no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un medio físico o un ser vivo. El contaminante puede ser una sustancia química, energía (como sonido, calor, luz o radiactividad)
Casi toda la población está de acuerdo en lo que significa e implica la contaminación de la Tierra. Es un fenómeno que nos preocupa porque de su buen estado depende, a la vez, nuestra supervivencia y la de cientos de especies animales y vegetales.
Sin embargo, aunque conocemos bien el impacto de este fenómeno sobre nuestro entorno, muy pocas veces nos paramos a pensar qué es lo que lo produce y de qué manera podemos incidir, empezando a pequeña escala desde nuestros hogares. En este post nos proponemos ponerle cara a cinco causas de la contaminación y te damos algunas pautas para evitarla. ¡Llegó el momento de tomarnos en serio la salud de nuestro planeta!
Inspirar, espirar: sale solo, sin pensarlo. Sin embargo, cabe preguntarse cómo son las condiciones del aire que inhalamos y cómo influyen en nuestra salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares”. La contaminación atmosférica afecta de distintas maneras a corto y a largo plazo, y los efectos son más susceptibles en grupos como los niños, los ancianos o las personas que ya están afectadas por alguna enfermedad previa.
Así pues, para abordar el fenómeno de la contaminación de la Tierra en toda su complejidad, es necesario buscar algunas de las causas que a día de hoy la provocan. Entre las principales podemos destacar las siguientes:
Principales causa de la contaminacion
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Los pesticidas y productos químicos
Los productos que se usan en la agricultura y en la industria convencional liberan enormes cantidades de gases de efecto invernadero, que son causantes directos del deterioro de la capa de ozono y del cambio climático. También perjudican el estado de los suelos destinados al cultivo y las fuentes de agua. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud señala el riesgo del uso de sustancias químicas como los plaguicidas, debido a su capacidad de permanecer en el agua y el suelo durante años. Pero también resalta que pueden resultar tóxicos para el ser humano.
La deforestación
Los árboles ayudan a purificar el aire. Sin embargo, en las últimas décadas hemos asistido a la desaparición de cientos de bosques en el mundo. Se calcula que cada año desaparece una extensión similar al territorio de Panamá o Portugal. Ante este panorama, los efectos de los gases que se encuentran en el aire son más notorios y pueden causar graves enfermedades para las especies terrestres. Y no digamos, como a veces dicen nuestros hijos e hijas, “yo no he sido”, porque la ONG Mighty Earth indicaba recientemente que existe una estrecha relación entre la deforestación y la alimentación, ya que, por ejemplo, se están extendiendo los monocultivos de soja (más de un 70% de la producción mundial de soja se destina a pienso para la ganadería).
Los combustibles fósiles
La excesiva explotación del carbón, el petróleo y el gas natural, entre otros, genera altos índices de contaminación, no solo en el aire sino en los entornos en donde se extraen tales recursos. Hasta la fecha, ninguna convención internacional ha logrado trazar un límite claro entre el desarrollo sostenible y el cuidado de la Tierra. Sin embargo, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU sí ponen el foco en esta cuestión: fomentar un desarrollo que no ponga en peligro los recursos ni el bienestar de las generaciones venideras.
Los desechos industriales y domésticos
El consumo masivo promueve procesos industriales en cadena que pasan por alto la protección del medio ambiente. Los desechos que se generan tras estos procesos son una de las principales causas de la contaminación.
Los altos índices de producción de basura
Nuestras sociedades se caracterizan por el alto consumo de bienes, lo cual genera a su vez un alto nivel de residuos. Cuantos más sean, mayores daños causarán a la Tierra. De ahí la importancia de su selección.
Las iniciativas políticas e institucionales contra la contaminación de la Tierra son muy positivas. No obstante, también la ciudadanía y las familias desde sus hogares, podemos ayudar a frenar los efectos de este fenómeno. ¿Cómo? Fíjate en las siguientes opciones:
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Reciclar supone dos grandes ventajas: por un lado, reutilizar productos que ya cumplieron un primer ciclo de uso; y segundo, clasificar los residuos para evitar que los encargados de esta tarea inviertan más recursos y tiempo en ello. ¿Empezamos con algo muy sencillo? Podemos enseñar a nuestros niños y niñas cómo reciclar correctamente o mostrar que jugar con objetos reciclados puede resultar muy divertido.
Usando el transporte público y otros medios alternativos. La bicicleta, los coches eléctricos o el metro son ideales para la sostenibilidad del planeta, pues no generan gases de efecto invernadero.
Impulsando el consumo responsable. Comprar nuevos productos no debe ser un hábito, tiene que responder a necesidades reales. Si optamos por un estilo de consumo responsable, reduciremos la demanda de ciertos productos y, con ello, las empresas no emplearán nuevos recursos naturales y disminuirán los niveles de gases de efecto invernadero que liberan a la atmósfera.