"Las calles estaban desiertas. Cottard y Rambert tomaron ciertas calles de soportales y fueron largo rato sin hablar. Era una de esas horas en que la peste se hacia invisible. Aquel silencio, aquella muerte de los colores y de los movimientos podían ser igualmente efecto del verano que de la peste. No se sabia si el aire estaba preñado de amenazas o de polvo y de ardor. Había que observar y que reflexionar para descubrir la peste, pues no se traicionaba mas que por los signos negativos." Página 110