Uno de los ejemplos más claros de cómo se aprovechó la oportunidad de multi reproducción se vio durante el imperio de Maximiliano y Carlota entre 1863 y 1866, ya que a través de las fotos éstos difundieron su imagen como recurso publicitario propiciando que la fotografía comenzara a realizarse con diferentes intenciones y usos sociales. Durante el porfiriato la fotografía de registro tuvo un lugar destacado, ya fuera para dar seguimiento a la construcción de puertos, del Ferrocarril Nacional e incluso para reconocimiento de las zonas geográficas y Haciendas más distantes del país. Porfirio Díaz contrató a fotógrafos extranjeros para realizar este tipo de trabajos como Abel Briquet, Charles B. W alte, W. Scott y Will lam Henry Jackson.La fotografía de temas arquitectónicos encontró en Guillermo Kahlo a uno de sus más destacados representantes, y en Hugo Brehme el paisaje cobró un aspecto bucólico de gran calidad. Sin embargo, el retrato comercial continuó siendo el género por excelencia de ese periodo finisecular; y entre los gabinetes fotográficos más renombrados podemos citar el de los socios Antíoco Cruces y Luis Campa, los Hermanos Valleto, Celestino Álvarez, Octaviano de la Mora, en Jalisco, y Pedro González, en San Luis Potosí. Es con esas imágenes de atractivos revolucionarios, envalentonadas”adelitas" y decididos”juanes", con lo que se inicia una transformación fotográfica que rendirá sus frutos en el periodo posrevolucionario.
Esta nueva vertiente sacudió las viejas conciencias y generó nuevos fotos artistas como los reconocidos Manuel Álvarez Bravo y Lola Álvarez Bravo, entre otros. En el gremio de los reporteros gráficos también la realidad social y cultural impuso una nueva forma de capturar la noticia, y por ende procuraron mejorar tanto su calidad gráfica como su estilo de trabajo. Para los años treinta y cuarenta el fotoperiodismo fue el género que más auge tuvo, ya que era la época de oro de las revistas ilustradas. Las imágenes creadas contenían elementos de un gran sentido del humor, eran críticas y mordaces, procuraban las más audaces noticias y contenían composiciones, ángulos de toma y elementos estéticos muy novedosos. En esos años trabajaron para diversos Diarios y revistas los miembros de la familia Casasola -los hijos y sobrinos-, así como Enrique Díaz Reyna, Enrique Delgado, Luis Zendejas y Manuel García, entre muchos otros, quienes le dieron renovada actividad al fotoperiodismo. En los años cincuenta se empezaron a hacer más rígidas las imágenes fotoperiodisticas, su discurso se oficializó y compartió con el régimen sus simpatías. Así, los retratos, los ensayos gráficos, los fotorreportajes y las notas gráficas pretendían denunciar las injusticias sociales, económicas y políticas. Los fotógrafos Nacionales tomaron un matiz latino americanizado y las imágenes de denuncia tuvieron un lugar destacado en el marco de la producción Nacional: Para 1976 estos fotógrafos instauraron el Consejo Mexicano de Fotografía como promotor de diversos encuentros internacionales, entre los que destacan los Coloquios latinoamericanos de Fotografía cuyo primer encuentro se realizó en 1978.