LAS GRANDES ÁREAS DEL CEREBRO.Luisa Fernanda Lara Salinas.
Lóbulos cerebrales.
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Es muy habitual creer que los pensamientos, sentimientos y emociones humanas tienen su origen en dos partes del cerebro que trabajan conjuntamente: los hemisferios cerebrales, dos mitades prácticamente idénticas entre sí que se distinguen por los procesos que se llevan a cabo en ellos.
Anatómicamente, es muy fácil reconocer la división que existe entre los dos hemisferios del cerebro, porque vistos desde arriba un espacio notable los mantiene separados. Se trata de la cisura interhemisférica, que es algo así como una grieta rectilínea que separa las partes superiores y más superficiales del encéfalo y delimita dónde empieza un hemisferio cerebral y dónde acaba otro.
Sin embargo, más allá de este signo tan evidente gracias al cual podemos hacernos una idea muy superficial sobre la anatomía del cerebro, si lo que queremos examinar es la estructura de cada uno de estos elementos la cosa se complica. Cada hemisferio está cubierto por una capa llamada corteza cerebral (que es la parte más visible del cerebro y parece estar lleno de arrugas y surcos), y esta corteza puede dividirse en diferentes parcelas atendiendo a sus distintas funciones y localizaciones.
El cerebro humano puede dividirse en dos partes más o menos simétricas denominadas hemisferios. Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos diferentes:
Lóbulo Occipital. En el lóbulo occipital reside la corteza visual y por lo tanto está implicado en nuestra capacidad para ver e interpretar lo que vemos.
Lóbulo Parietal. El lóbulo parietal tiene un importante papel en el procesamiento de la información sensorial procedente de varias partes del cuerpo, el conocimiento de los números y sus relaciones y en la manipulación de los objetos.
Lóbulo Temporal. Las principales funciones que residen en el lóbulo temporal tienen que ver con la memoria. El lóbulo temporal dominante está implicado en el recuerdo de palabras y nombres de los objetos. El lóbulo temporal no dominante, por el contrario, está implicado en nuestra memoria visual (caras, imágenes,…).
Lóbulo Frontal (azul). El lóbulo frontal se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual, socialización y espontaneidad. Los lóbulos frontales asisten el la planificación, coordinación, control y ejecución de las conductas.