Creado por lourdes lopez
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Estos movimientos literarios junto con el Novecentismo y la Generación del 27 constituyen un momento de esplendor de nuestra literatura conocido como Edad de Plata. El fin de siglo coincidió en España con la Restauración que se vio interrumpida por el Desastre del 98 (España es derrotada por los EEUU y pierde sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. A partir de este momento se desarrolló el Regeneracionismo, movimiento intelectual y político que pretendía modernizar y europeizar el país. Será un periodo de grandes transformaciones sociales ya que se produce una crisis del modelo burgués y del capitalismo. Se impone el irracionalismo y la intuición de pensadores como S. Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche o Sigmund Freud. La literatura de fin de siglo buscó nuevos cauces expresivos que la alejaran del Realismo y del Naturalismo precedentes. En este contexto surgió el Modernismo en Hispanoamérica y la Generación del 98 en España. MODERNISMO Surge en torno a 1880 encabezado por José Martí y el nicaragüense Rubén Darío. En sus orígenes es un medio de reafirmar las raíces americanas y de rebelarse contra todo aquello que suene a español. Su OBJETIVO es la renovación estética mediante la búsqueda de la belleza. Sus INFLUENCIAS fueron las corrientes literarias francesas del Parnasianismo (“el arte por el arte”) y el Simbolismo, (símbolos y musicalidad), además del Decadentismo (hastío y el pesimismo vital). Entre los RASGOS que definen esta estética hay que destacar la evasión en el espacio (lugares exóticos como oriente, cosmopolitas como París) y en el tiempo (Edad Media o Antigüedad grecolatina), gusto por la sensualidad (erotismo y tópico de “mujer fatal”), la búsqueda de la musicalidad les lleva a innovar en la métrica y un vocabulario poético culto y sonoro. Rubén Darío fue el máximo representante y difusor del movimiento. Se sintetiza su trayectoria poética a través de tres obras, Azul (1888) etapa parnasiana, inicio del Modernismo; Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza, donde se humanizan los temas y la expresión se hace más sobria, es decir, se aleja del Parnasianismo. Trajo el Modernismo a España, Modernismo español fue más simbolista que parnasiano. Destacaron Salvador Rueda, Manuel Machado (Alma, El mal poeta); otros como Antonio Machado (Soledades, Galerías y otros poemas), Juan Ramón Jiménez en su etapa sensitiva o Valle-Inclán (Las Sonatas) tuvieron una etapa modernista, pero evolucionaron hacia la Generación del 98 o el Novecentismo en el caso de Juan Ramón Jiménez y finalmente adquirieron un estilo único. El llamado “desastre del 98” fue el detonante de una literatura crítica que, dentro de un propósito regeneracionista, pretendía aportar reflexiones sobre el atraso en el que se hallaba España. El punto de partida de esta generación el llamado “Manifiesto de los tres”, firmado por Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y Azorín. También se incluye en esta Generación a Unamuno y Antonio Machado y Valle-Inclán en alguna de sus etapas. Los temas del 98 son el tema de España, reflexionan sobre la situación del país con ideas regeneracionistas, socialistas o Krausistas en su juventud, sin embargo se vuelven pesimistas al comprobar que con sus ideas no pueden transformar la sociedad; el paisaje castellano muestra la austeridad de Castilla como la esencia de España; y la reflexión existencial que recoge reflexiones sobre el sentido de la vida (tema tratado por Unamuno en Niebla), sobre la existencia de Dios (tema tratado por Unamuno en su novela San Manuel bueno, mártir). Formalmente rechazaron los excesos del Modernismo, proponen la sobriedad y la naturalidad en su estilo. En la poesía del 98 destacó Antonio Machado con su poema Campos de Castilla donde el recuerdo de su mujer Leonor se funde con el paisaje, por ejemplo en su poema “A un olmo seco”. En Proverbios y cantares combina su interés por el folklore con la literatura popular y el pensamiento filosófico de fin de siglo. Los autores del grupo del 98 cultivaron, sobre todo, la novela y el ensayo ya que estos géneros se prestan a la literatura de ideas que realizan. En la novela introducen la revolución de las técnicas literarias que estaba experimentando la narrativa europea, incluyen novedades como juegos con el narrador y el punto de vista, experimentan con el tiempo y el ritmo narrativo, mezclan la ficción con la reflexión, e incluso, pierde importancia el argumento. Se cuestionó que Unamuno escribiera novelas y por ello el adoptó el término de “nivola” (narraciones breves, dialogadas, con carácter ensayístico, con interés por la intrahistoria, es decir, por la vida cotidiana de los pueblos). Hay que destacar las novelas de acción de Pío Baroja, novelas con diálogos ágiles, que muestran el pesimismo existencial del autor con un estilo sobrio y natural. Destaca su trilogía La lucha por la vida, sus novelas Camino de perfección o El árbol de la ciencia. El teatro del 98 es renovador, busca innovar el lenguaje escénico, pero fue de minorías. Luces de bohemia fue la primera obra teatral a la que Ramón María del Valle-Inclán designó con el término de esperpento. En la escena XII define esperpento como la deformación sistemática de la realidad. Una manera de expresar lo trágico, lo grotesco y lo absurdo de la vida española (“El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”). Valle-Inclán comenzó practicando la estética modernista, por ejemplo en sus Sonatas, luego se acercó a la preocupación por España de los hombres del 98, pero con el esperpento creó un estilo único. Convivió en su época con otras fórmulas de hacer teatro: la comedia burguesa de Jacinto Benavente (Los intereses creados), el drama poético en verso de Marquina, el teatro cómico de Carlos Arniches o los hermanos Álvarez Quintero y el teatro intelectual el 98 (Unamuno y Azorín).
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