Creado por CarmenPG96
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(CONOCIMIENTO) A diferencia de Platón, Aristóteles va a aceptar la sensación y la imaginación como fuentes de conocimiento. La sensación será considerada como origen de conocimiento. El mundo sensible es el único existente, del cual forman parte todas las sustancias individuales que conocemos. Las esencias permiten que el conocimiento tome su origen en las cosas mismas para acceder a la verdad. Aristóteles no acepta la teoría de la reminiscencia ya que no acepta la preexistencia del alma ni la existencia separada de las ideas. Distinguimos 3 pasos y tres facultades del conocimiento: La sensación o conocimiento sensible: en Aristóteles la sensación será la fuente básica y primera del conocimiento, diremos que “nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en los sentidos”, sentir puede tomarse en dos sentidos: como potencia (en sujeto capta una forma sensible sin su materia) y como acto (el sujeto ejercita sus facultades); el objeto de la sensación es lo particular, mientras que el del pensamiento es captar lo que hay de universal en los particular (eidos). La imaginación o fantasía: es el siguiente paso en el proceso de conocimiento, la imaginación produce imágenes aprovechando el material que proporciona la sensación, la diferencia entre sensación e imaginación es que lo representado en la imaginación puede ser verdadero o falso, mientras que la sensación siempre es verdadero. El pensamiento o conocimiento intelectual: el entendimiento es aquella facultad encargada de captar lo universal, el pensamiento es una facultal independiente del cuerpo, partimos de los particular (la sensación) para acceder a lo universal, a través de la abstracción, es decir, de la eliminación de las cualidades y determinaciones sensibles hasta llegar a la esencia que define a ese ente, sólo tenemos acceso a las cosas concretas y de ellas, accedemos a las esencias universales, abstraemos lo común, la forma, el eidos a partir de los sensible. Aristóteles distingue también entre dos clases de intelectos: El entendimiento paciente que es propio de cada hombre en particular y por ello es mortal y el entendimiento agente, que es inmortal y eterno por ser causa productora del conocimiento.Pero con ellos Aristóteles no afirma la inmortalidad del alma, sino que ésta al ser la forma del cuerpo no puede existir a no ser en unión con él. Para Aristóteles, el alma tiene distintas potencias: -Potencia vegetativa: reproductiva, nutritiva y de crecimiento propia de los seres vivos. -Potencia sensitiva: se manifiesta como la capacidad del alma de recibir sensaciones y se distinguen dos niveles: Sensibilidad primaria, propia de los animales inferiores dotados de sensibilidad receptiva para el dolor, efectos primarios... y Sensibilidad superior, propia de los animales superiores con la facultad de centralizar sensaciones, imaginación y memoria.-Potencia intelectiva: función superior del alma, específica del ser humano que tiene dos funciones: Intelectual, por ella se produce la abstracción y el paso de la experiencia a los conceptos y principios; y Volitiva, que brinda motivos y razones para la acción de voluntad. Materia y forma, hilemorfismo: -El alma es entelequia del ser humano, ya que este es un compuesto hilemórfico: a su materia (hylé) el alma le confiere la forma específica (morphé) que hace posible que realice sus fines. -El ser humano también posee apetitos sensitivos , ya que dominar las funciones racionales no impide las manifestaciones del apetito sensitivo (las pasiones) que deben ser sometidas a la razón, además toda actividad humana es consecuencia de la unión entre alma y cuerpo. Movimiento, ser en potencia, ser en acto: El Cosmos ordenado está compuesta por sustancias en las que distinguimos materia y forma, pero además están sometidas a toda suerte de cambios y transformaciones, es decir, a movimientos. El carácter cambiante y móvil de la Naturaleza ha de ser explicado. El movimiento consiste, según Aristóteles en distinguir dos modos de ser algo: ser en potencia y ser en acto. Se dice de algo que es en potencia cuando aún no es pero puede llegar a ser. Ser algo en acto es serlo de manera efectiva y presente. Pues bien, Aristóteles define el movimiento como paso de la potencia al acto. El movimiento afecta a casi todas las sustancias y por esa razón la observación de la Naturaleza nos cada sustancia buscando cumplir su fin propio, su propia perfección. Esa búsqueda constante es el Movimiento presente en toda la Naturaleza. Teoría de las cuatro causas y primer motor: Para Aristóteles, el conocimiento de una Naturaleza en constante cambio y transformación no se limita a advertir el hecho del movimiento, sino que ha de buscar sus causas. Una causa es aquello por lo que algo es lo que es. Esta definición ha de completarse con cuatro tipos de causa que pueden explicar los cambios en los procesos físicos: causa material (¿de qué está hecho algo?), causa formal (¿qué es algo, a qué tiende su desarrollo?), causa eficiente (¿quién es el iniciador del cambio?), y causa final (¿para qué el cambio?). Por lo que, la causa última del movimiento de la Naturaleza es una sustancia que Aristóteles la denomina "primer motor", que mueve sin ser movido y consiste en acto puro, sin potencia alguna que realizar. El primer motor es aquello que mueve a la Naturaleza sin obrar sobre ella. Es un Dios que no produce el mundo, sino que, impasible, sin conmoverse, "lo atrae hacia él como la tierra firme atrae a los que navegan por el mar" (Severino), es su causa final. (LA ÉTICA) El ser humano, busca en su vida realizar el fin que le es propio para alcanzar su plenitud. Determinar el fin propio de la vida humana es el objetivo de la Ética para Aristóteles. Aristóteles parte en su ética de que el fin último de todos los seres humanos, aquel que buscamos por sí mismo y no por otra cosa, es la felicidad (eudaimonía). El problema viene al definir su contenido puesto que para unos reside en el placer, para otros en las riquezas, en los honores, etc. Para determinar el contenido de la felicidad Aristóteles observa que la felicidad de los seres está en cumplir su fin propio. La del hombre estará por tanto en realizar las actividades que le son más propias, y lo más propio del ser humano es la razón. Por tanto el fin propio de la vida humana será vivir de manera racional. Esta vida racional, también llamada teórica o contemplativa, se caracterizará por el ejercicio de la actividad intelectual, siendo el intelecto o razón la parte más divina y excelente que hay en nosotros. Pero Aristóteles sabe que una vida dedicada a la contemplación sólo sería posible si el ser humano no tuviera necesidades corporales, económicas, etc. El ser humano no puede alcanzar plenamente esa felicidad absoluta, sino que ha de contentarse con una felicidad limitada. Para conseguirla necesita bienes corporales (como la salud, etc) y exteriores (medios económicos, posición social). Requiere además, la posesión de virtudes, es decir, de hábitos de acción racional que le permitan organizar sus pasiones y facultades adecuadamente. Aristóteles distingue dos tipos de virtudes en el ser humano: intelectuales, que perfeccionan el conocimiento, y morales, que perfeccionan el carácter, el modo de ser. Entre las virtudes intelectuales Aristóteles destaca la prudencia (o “buen juicio”). A ella le corresponde determinar qué es lo correcto en el ámbito práctico de la conducta. Las virtudes morales son hábitos de acción racional que nos facilitan elegir en cada caso lo más correcto y conveniente. Ahora bien, lo más correcto o conveniente consiste en un término medio (en relación a nosotros y definido racionalmente) entre acciones o actitudes extremas. Por ejemplo, el valor como virtud es algo intermedio entre la temeridad alocada y la cobardía. La moderación es algo intermedio entre el desenfreno y un rigorismo excesivo. Podemos llegar a poseer una virtud por los hábitos. Los hábitos se adquieren por la repetición de actos. En definitiva, la felicidad humana está en forjar el propio carácter adquiriendo hábitos de acción racionales o virtudes. Esta tarea requiere también cierto bienestar exterior, cierta posición social y una estructura estatal que permita la realización del justo medio entre los excesos y carencias del comportamiento humano. (LA POLÍTICA) Para Aristóteles solamente en el seno de la sociedad le es posible al ser humano alcanzar su fin propio, es decir, una vida feliz. El ser humano es social por naturaleza debido a varias razones. En primer lugar, ningún hombre se basta a sí mismo. En segundo lugar, la naturaleza hace que nazcan hombres y mujeres que se unen en familias para satisfacer sus necesidades. Como una familia tampoco se basta a si misma nace la aldea y la unión de varias aldeas constituye la ciudad o polis, forma suprema de comunidad para Aristóteles. En tercer lugar sólo el hombre posee un lenguaje capaz de expresar lo útil y lo perjudicial, lo justo y lo injusto, siendo la justicia el fundamento de la sociedad. La Polis es la forma más perfecta de comunidad y tiene como fin propio procurar una vida digna y feliz a sus ciudadanos. Esa finalidad se expresa en sus leyes y en su régimen político. Aristóteles distingue tres tipos de regímenes políticos según el número de ciudadanos que gobiernan: La monarquía (cuando es uno quien gobierna), la aristocracia (o gobierno de “los mejores”) y la democracia (gobierno de todos los ciudadanos). La corrupción de estas tres formas tiene lugar cuando se pierde de vista el bien común y se persigue el interés privado, dando lugar a la tiranía, la oligarquía y la demagogia respectivamente. Para Aristóteles la mejor forma de gobierno depende de cada ciudad aunque lo más práctico es un régimen mixto que sea democrático en las instituciones inferiores, aristocrático en la minoría rectora y monárquico en el poder supremo.
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