Creado por SARA ELIZABETH ASERO
hace más de 3 años
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En los años 1951, 1952 y 1957 los economistas Winslow y Myrdal argumentaban, entre otras cuestiones, que la inversión en salud ofrece grandes dividendos en capital humano, que los costos en salud debían proporcionar ganancias económicas por concepto de disminución de la morbilidad y mortalidad de la fuerza de trabajo, así como también que los programas de salud deberían estar integrados al desarrollo económico general. En los últimos 20 años se han producido enfoques de carácter integral que demuestran la estrecha relación entre economía y salud, tema que fue tratado en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria efectuada en Alma Ata (Ex Unión de República Socialista Soviética) en 1978. Diez años más tarde la Organización Mundial de la Salud (OMS) relaciona la salud con la economía y la enfoca desde varios puntos de vista: • Prolongación de la vida útil del trabajador • Disminución del pago de incapacidad • Baja tasa de mortalidad • Incremento de la productividad del trabajo El Banco Mundial en 1993, emitió su informe final “Invertir en salud”, cuyas conclusiones se basan en algunas investigaciones innovadoras donde se incluye el cálculo de la carga global de la morbilidad, producto del entorno económico y, lo que en esencia se persigue, es la preservación del capital humano para mantener el incremento de la productividad y obtener mayores ganancias. La OMS, en ocasión de su 50 aniversario, en su “Informe sobre la vida en el mundo, 1998. La vida en el siglo XXI: una perspectiva para todos" recoge como una preocupación creciente la situación de los recursos para la salud, ante la complejidad y altos costos de sus servicios, lo que dificulta la adopción de decisiones correctas para su asignación. Independientemente de que las tendencias económicas reflejan algunos signos de recuperación, se incrementan las desigualdades, la pobreza, la carencia de vivienda, de educación, el deterioro del saneamiento ambiental, el hambre y la desnutrición, causas que afectan directamente el estado de salud de millones de seres humanos. En la mayoría de los países de la región, se ha puesto en marcha un plan de modernización del estado y de reformas del sector salud. Las acciones derivadas de estos procesos han afectado en grado diverso la dinámica política, económica y social de los países involucrados, particularmente de sus sistemas de servicios de salud. Los cambios de las estructuras y funcionamiento sectoriales, tal como la descentralización, las autonomías institucionales, las nuevas formas de financiamiento, el énfasis en el control y recuperación de costos y el diseño de paquetes básicos para la atención de la salud, crean las necesidades de identificar, analizar y reducir las inequidades en salud.
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