Creado por Nikoll Torres
hace más de 2 años
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A simple vista parece una respuesta sencilla y obvia. Necesitamos el aire para vivir y respirar. El aire está formado por muchos gases y compuestos y, aunque el oxígeno es el más conocido, el que necesitamos para vivir y respirar, hay otros seres vivos que necesitan de esos otros compuestos para cumplir sus funciones vitales. Aunque la primera respuesta parece ser la más evidente de las razones hay otras muchas y por eso en EcologíaVerde te vamos a descubrir por qué el aire es importante para los seres vivos.
El aire es una masa gaseosa homogénea compuesta de diferentes gases. Los gases mayoritarios son: El nitrógeno (N2) en un 78%. El oxígeno (O2) en un 21%. El argón (Ar) en un 0.93%. El aire también contiene vapor de agua, en aproximadamente un 0.4% y dióxido de carbono en un 0.035%. En el aire existen otros gases con porcentajes muy pequeños como el neón, el helio, el metano, el kriptón el hidrógeno y el amoniaco. El aire tiene una densidad de 1.23 kg/m3 a una temperatura de 15ºC. El aire pesa más y ejerce más presión al nivel del mar que en lo alto de una gran montaña, como por ejemplo en el Everest. Debido a la atracción que ejerce la gravedad, las partículas y los gases más pesados y densos se encuentran más próximos a la superficie terrestre que aquellos que no lo son tanto y se sitúan próximos al espacio.
Todos los seres vivos estamos compuestos de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Todos estos elementos se encuentran en el aire, bien en su forma natural o bien formando parte de otros compuestos. Gracias a la respiración, procesos metabólicos y ciclos biogeoquímicos somos capaces de adquirir estos elementos, incorporarlos a nuestro organismo y devolver cierta parte al aire otra vez. Gracias al aire los animales podemos respirar, las plantas pueden realizar la fotosíntesis, podemos protegernos de la radiación solar mientras que a la vez obtenemos calor, y disponemos de agua y viento. A continuación, vamos a explicar en detalle y punto por punto la importancia del aire para los seres vivos
La mayoría de los seres vivos respiramos para vivir y para ello necesitamos el oxígeno que hay en la atmósfera. Durante la respiración, inspiramos oxígeno y expiramos dióxido de carbono. Para poder respirar, los animales han desarrollado distintas estructuras corporales donde ocurre este intercambio gaseoso como las branquias en los peces o los pulmones en los mamíferos. A su vez, nuestras células también respiran, y lo hacen en unos orgánulos llamados mitocondrias, donde se utiliza el oxígeno para oxidar una molécula orgánica como la glucosa para obtener energía. Como resultado de este proceso metabólico también se libera dióxido de carbono.
Las plantas y el resto de los organismos fotosintéticos utilizan el dióxido de carbono presente en el aire como fuente de carbono para crear sus estructuras y obtener energía. Gracias a la enzima RuBisCo (ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa oxigenasa) localizada en los cloroplastos de las células vegetales se pueden unir las moléculas de dióxido de carbono. Posteriormente se separa el complejo molecular y se obtiene; el carbono que la planta utilizará para crecer y desarrollarse, la energía para realizar otras reacciones metabólicas y el oxígeno, que se libera a la atmósfera y será utilizado por otros seres vivos
La capa de ozono u ozonosfera es una capa de la atmósfera que contiene ozono (O3) y se encuentra entre la troposfera y la estratosfera. La ozonosfera nos protege de los rayos solares ultravioleta UV-B y de los infrarrojos. De no tener este escudo protector la vida en la tierra no sería posible debido a la intensa radiación. Debido a la contaminación atmosférica, sobre todo la contaminación por CFC (gases cloroflurocarbonos), esta capa se ha debilitado y se han creado los conocidos “agujeros” de la capa de ozono. Las consecuencias son terribles especialmente sobre la salud y la vegetación, pues provocan lesiones en la piel y cáncer y puede impedir el desarrollo vegetal.
Como hemos comentado antes, el aire contiene un gran porcentaje de vapor de agua. El vapor de agua forma las nubes. Cuando las nubes se elevan y se enfrían a causa de la disminución de la temperatura el vapor de agua se convierte en precipitación, y que cae a la superficie terrestre en forma de agua, hielo o nieve. Una vez que se produce la precipitación los seres vivos disponen de agua líquida para hidratarse, como medio de vida donde crecer y reproducirse, para sus reacciones metabólicas, etcétera. De esta forma el aire juega un papel crucial en el ciclo del agua.
El viento se define como aire en movimiento. El viento influye en el clima tanto a nivel local como global y en zonas de costa es responsable del oleaje. El viento también es capaz de transportar nutrientes y microorganismos a distintos lugares. Muchas plantas también dependen del viento para la polinización y la dispersión de sus frutos. Algunos seres vivos como insectos, aves o mamíferos necesitan del viento para poder volar y migrar a otros lugares en busca de territorio, alimento y pareja. Para los seres humanos el viento es un recurso económico muy importante pues gracias a este movimiento del aire podemos obtener energía limpia y barata. En el siguiente artículo hablamos sobre las ventajas y desventajas de la energía eólica
Por último, cabe destacar el efecto invernadero que, aunque a priori suele ser considerado como una consecuencia negativa de la contaminación atmosférica en verdad es importante para la vida en la Tierra. Gracias a gases como el dióxido de carbono o el metano se crea en la atmósfera una capa de gases que permiten la entrada de los rayos solares, pero no su salida. Esto hace que la Tierra tenga una temperatura adecuada para que exista agua líquida sobre su superficie la cual es imprescindible para el desarrollo de la vida. Se trata de un equilibrio delicado pues la excesiva presencia de estos gases hace que el planeta se caliente más de lo debido y se promueva un cambio climático global, alterando así los procesos físicos y químicos que ocurren en la Tierra y afectando a las especies que la habitan.
Es por todo esto que desde Airtècnics queremos transmitir algunos consejos fáciles y prácticos para mejorar la calidad del aire interior en los hogares y lugares de trabajo. En primer lugar, reducir la exposición de las personas a los agentes contaminantes. Evitar la presencia de niños y personas sensibles cuando se limpie. Encender los extractores de aire cuando se cocine o evitar encender velas y ambientadores en la casa son algunas formas de evitar la exposición o reducirla. Llevar a cabo prácticas de ventilación adecuada, esto es: abrir ventanas (y puertas si es necesario) para que haya renovación del aire en el espacio interior. El tiempo de apertura dependerá de las condiciones del espacio exterior, pero lo más efectivo es hacerlo un par de veces al día en los domicilios. En los establecimientos públicos y lugares de trabajo, lo ideal es combinar la ventilación mecánica con la ventilación natural. Además, las unidades de ventilación y filtros de aire deben contar con sus pertinentes revisiones para que mantengan un estado óptimo de conservación que garantice una adecuada calidad del aire. Otro buen aliado para mejorar el aire interior son los purificadores y desinfectantes de aire.
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