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Área de interés 1. La filosofía Versión 061215¿Es verdad que así empezó todo? ¡Quién lo podría saber!Pablo Flores del Rosario La clase de CTSyV inicia con una pregunta del profesor Sócrates: —¿Alguien sabe de dónde vienen las preguntas? Fulgencio levanta la mano para responder: —¿De dónde vienen…? ¿Se refiere a si tienen historia, lugar de origen, o si hay algo en nosotros que nos hace preguntar? Por lo que sé, la historia se inicia en Grecia, pero creo que las preguntas vienen de nuestras dudas. Al profesor le complace la respuesta. Para él, la mejor respuesta que se puede dar a una pregunta consiste en plantear mejores preguntas. Otros compañeros levantan la mano. El profesor da la palabra a Ernesto: —Si las preguntas son una actitud, ¿es por la influencia de la historia Aleida dice: —No encuentro alguna diferencia entre las opiniones que han dado y que nos permita iniciar un diálogo productivo. Ernesto interviene: —Me parece que las preguntas forman parte de una actitud humana, al menos por dos razones muy conectadas. Una es porque siempre nos enfrentamos en el mundo ante cosas nuevas que nos hacen preguntar. Además, es así porque en este enfrentamiento se nos desbarata la forma habitual de ver las cosas, como si nuestra razón se volviera loca y buscara ordenarse otra vez, por eso preguntamos. «Buen argumento», piensa el profesor. Da la palabra a Fulgencio: —Ernesto, el argumento es más elemental. Preguntamos cuando tenemos dudas. Ahí es donde empieza todo. Hilda pide el turno: —¡Ahora sí tenemos un conflicto de opiniones! Fulgencio pide intervenir: —Ernesto, déjame usar un par de argumentos para defender mi punto de vista. Si tenemos dudas, entonces hacemos preguntas. Mejor aun, si tengo dudas, pregunto. Dado que pregunto obtengo respuestas. Por lo tanto, siempre que haya dudas habrá respuestas. ¿Qué te parece? Ernesto se ve preocupado. En ese momento una frase describe bien su situación: «el que se enoja pierde». Aleida lo ve tenso. Piensa, pero no lo dice: «si se enoja, va a perder». Ernesto, por su parte, piensa: «¡Desde luego! Nos enojamos porque algo nos violenta al desbaratar nuestro modo habitual de pensar. Y este es justo el momento para hacernos preguntas». Y así, sin turno de por medio, grita: —¡Claro! ¡Lo encontré! ¡Estás equivocado, Fulgencio! Déjame iniciar por lo más trivial. Tenemos dudas, pero no por eso siempre preguntamos, «bendita ignorancia» dicen algunos, y cuando preguntamos, recibimos una respuesta que no deja duda alguna. Hasta aquí tu argumento funciona bien: si hay dudas, habrá respuestas. Pero se trata de respuestas para un tipo de preguntas que no son importantes, porque solo pueden tener como respuesta un simple «sí» o un «no», incluso una fecha o un dato. Y es que el mundo tiene cosas nuevas. Cuando parece que hemos visto todo, solo hay que verlas de otro modo y se nos aparecen como algo nunca visto. Eso es lo que nos causa asombro. Hilda interviene: —A favor del argumento de Fulgencio, creo que es lo mismo dudar y asombrarse, no parece haber novedad en lo que expones. Ernesto pide continuar: —No es así. La duda es sobre algo que conozco, pero he olvidado. El asombro es lo que me desconcierta, me inquieta, y lo hace porque rompe el modo habitual con el que veía las cosas. Ante el asombro no sé qué decir, y por eso empiezo a hacer preguntas. Pero, recuerda, ante el asombro todo parece borrarse, por el desconcierto y la inquietud que genera. Entonces, las preguntas son las únicas que nos permiten un poco de claridad, un camino para no perdernos. Aquí las preguntas nos orientan para recuperar el concierto y la tranquilidad que habíamos perdido. El profesor interviene: —Solo imaginen el asombro de los primeros navegantes cuando descubren que el mar continúa y no termina en una caída al vacío. Y luego imaginen las preguntas que se hicieron para permitirse seguir navegando, hasta tener la imagen de un mundo diferente. De eso habla Ernesto: son preguntas de lo que no sabemos, por eso no cabe la duda sino el asombro. —En todo caso —dice Fulgencio—, actualmente lo sabemos todo, está en Google, y solo nos quedan las dudas, entonces las preguntas vienen de nuestras dudas. El mismo Aristóteles sabía esto cuando decía que los hombres por naturaleza desean saber, porque no les gustan las dudas. El grupo se queda en silencio. El profesor pide a Ernesto que continúe: —Claro, pero que todo esté en Google no implica que no sean tiempos para asombrarnos y maravillarnos. Por eso dije: habrá que mirar el mundo de otro modo para que se nos presente como algo nunca visto y que por eso nos sorprenda, que nos asombre… el asombro nos hace preguntar, y como son preguntas que obligan a construir respuestas nuevas, entonces exigen formular nuevos argumentos. Asombrarnos, preguntar o cuestionar y argumentar son elementos conectados, uno lleva al otro. De esta relación vienen las preguntas, aquellas que sirven para hacer investigación porque nos dan como respuesta una nueva forma de ver el mundo. Fulgencio pide participar: —Tienes razón, Ernesto. Concedo que si hablamos de preguntas importantes, como las que sirven en la investigación, entonces se parte del asombro, no de la duda. El profesor pide a Fulgencio que recupere lo que se ha discutido: —He aprendido a distinguir dos tipos de preguntas. Eso es importante. Además, ahora tengo claro que aún podemos asombrarnos porque solo así podemos pensar, hacer preguntas y construir argumentos, aunque parezca que ahora todo está en internet. Guía para facilitar el diálogo a partir del texto ¿Es verdad que así empezó todo? ¡Quién lo podría saber! El texto discute la relación entre asombro, preguntas y argumentación, que forman parte del Área de interés 1 de Temas de Filosofía. Pensar y hacer preguntas depende por nuestro encuentro con lo inédito, lo nunca visto, lo nuevo. Por eso pensar, hacer preguntas, no es tarea fácil. Se requiere del asombro que se produce ante eso inédito. Este es el origen de la filosofía, así inició todo: lo inédito, el asombro, las preguntas y sus respuestas. Conceptos: Asombro. Cuestionamiento. Argumentación. 1. Asombro «Todos los hombres por naturaleza desean saber», el problema es el punto de partida que genera este deseo. Tal vez sea el amor por nuestras sensaciones (Aristóteles, 2006: 69). Sin embargo, son sensaciones que nos hacen vibrar de cuerpo entero, porque «Todo el mundo bien sabe que, de hecho, los hombres rara vez piensan, y lo hacen más bien por efecto de un impacto que impulsados por el placer» (Deleuze, 2009: 206), como lo dice Ernesto: «El asombro es lo que me desconcierta, me inquieta, y lo hace porque rompe el modo habitual con el que veía las cosas. Ante el asombro no sé qué decir, y por eso empiezo a hacer preguntas», y al preguntar inicia el pensar. Justo el asombro, las preguntas y la argumentación que generan son el origen de la filosofía (Heidegger, 2004: 58). Plan de discusión 1. Asombro y duda. A) Cuando algo nos asombra «…es el momento justo de reunir el coraje de pensar», porque «…lo difícil de combinar es, precisamente, la tensión del momento y el acto de pensar» (Zizek, 2015: 9). 1) Cuando algo nos asombra, ¿por qué reaccionamos haciendo preguntas? 2) ¿Qué tipo de preguntas hacemos? 3) ¿Por qué hacemos ese tipo de preguntas? 4) ¿Por qué los niños hacen tantas preguntas? 5) ¿Tiene relación pensar y preguntar? 6) ¿Cuál es esa relación? B) Pensar, cuando ha pasado el momento del asombro, es empezar con la duda, es el momento en que se «…normaliza la situación, permitiéndonos evitar el filo cortante de la verdad» (Zizek, 2015: 9). Mejor aun, «el estado de ánimo de la duda es el asentimiento positivo a la certeza» (Heidegger, 2004: 62) y la certeza será la que determine la verdad. 1) ¿Cuál ha sido la mayor duda que has tenido en tu vida? 2) ¿Por qué tenemos dudas? 3) ¿Qué es la duda? 4) ¿Cómo expresarías, de otra forma, el enunciado: «la duda evita el filo cortante de la verdad»? 5) Si comparan en el grupo las diversas formas de expresar el enunciado: ¿hay algo en común? 6) ¿Qué es lo común en esas diversas formas de expresar el enunciado? C) Se dice que el asombro es el origen de la filosofía (Aristóteles, 2006). Al asombrarnos nos demoramos en nosotros mismos, porque es el momento de preguntarnos por las cosas del mundo (Heidegger, 2004: 58-59-60). Pero la filosofía se ha definido como el amor a la sabiduría. 1) ¿Todos los sabios son filósofos? ¿Por qué crees eso? 2) ¿Qué hace un sabio para llegar a saber? 3) ¿Cómo traduces el enunciado «demorarnos en nosotros mismos»? 4) ¿Se pueden relacionar el asombro, la pregunta y la filosofía? ¿Cómo sería esa relación? 5) ¿La filosofía puede definirse como la acción de preguntar? 6) ¿Cómo serían las preguntas de la filosofía? 7) «¿Qué es el ser?», es una ¿pregunta filosófica?, ¿por qué lo es? Ejercicios Ejercicio 1. Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a plantear preguntas relevantes sobre alguna situación. Instrucciones: En la primera columna de la siguiente tabla hay varios textos. A) De los textos que se ofrecen a continuación, en el segundo cuadro plantear una pregunta relevante sobre dicho texto. La pregunta debe llevar a hacer investigación. B) Identificar el problema que está en la pregunta.TextoPreguntaProblemaQuerido amigo, parece que Todoro no se ha equivocado al juzgar tu condición natural, pues experimentar eso que llamamos la admiración es muy característico de la filosofía. Éste y no otro, efectivamente, es el origen de la filosofía. Platón, 2000: 196.…en efecto, los hombres —ahora y desde el principio— comenzaron a filosofar al quedarse maravillados ante algo, maravillándose en un primer momento ante lo que comúnmente causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose perplejos también ante cosas de mayor importancia, por ejemplo ante las peculiaridades de la luna, y las del sol y los astros, y ante el origen del todo. Aristóteles, 2006: 76.El asombro es el estado de ánimo desde el cual los filosófos griegos accedieron a la correspondencia con el ser del ente. Heidegger, 2004: 61.A menudo y de una forma prolongada da la sensación de que el pensar, que se manifiesta en la modalidad de la representación razonante y del cálculo, estuviera plenamente libre de cualquier estado de ánimo. Pero también la frialdad del cálculo y la prosaica sobriedad de la planificación son signos de una disposición anímica. Heidegger, 2004: 64.Ahora bien, el que se siente perplejo y maravillado reconoce que no sabe… Aristóteles, 2006: 76. Ejercicio 2. Con este ejercicio se busca que los estudiantes aprendan a interrogar sobre las razones que tienen para afirmar algo. Instrucciones: A) Anotar las razones para clasificar el texto de la primera columna como duda o asombro. B) Dar las razones para esa clasificación. C) Anotar los presupuestos de las razones. D) Verificar si hay relación entre las razones y los presupuestos.
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