Creado por Cesar De La Fuente
hace más de 8 años
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La psicología en la era del conocimiento. Hace poco leí un artículo muy extenso de alguien que criticaba abiertamente la práctica de la psicología en el ámbito clínico, algunas cosas de las que decía sonaban ciertas y otras sonaban al fracaso de una infortunada aventura universitaria. Pues bien no es la primera critica que leo y no es la única persona que piensa de esta manera, sin duda. He conversado con varias personas que tienen una opinión no muy favorable acerca de los psicólogos, algunos debido a una mala experiencia con algún psicoterapeuta, otras porque no le ven el sentido de pagarle a alguien por tres cuartos de hora en la que no esperarán ninguna mejora notable a su angustia. El trabajo de los psicólogos se ha visto desmerecido desde hace algunas décadas y creo que nosotros somos los culpables de este desmerecimiento. En principio porque muchos de los estudiantes que terminan esta carrera están más desorientados que cuando empezaron. Una suma de teorías sin ilación y una suerte de corrientes divorciadas unas de otras con enfrentamientos entre sus líderes o peleas abiertamente conocidas por posturas opuestas entre miembros de una misma corriente terminan por confundir a cualquiera. Y estos futuros profesionales no tienen una base que fortalezca una actitud firme de defensa frente a una crítica fundamentada en las propias teorías y posturas de la psicología. Uno de los reproches más conocidos es el de si es una ciencia o no, porque emplea el método científico sobre los cimientos de teorías empíricas primigenias. Los aportes de las investigaciones en la psicología conductual y la psicología cognitiva son de vital importancia para defender el carácter científico de la psicología, pero donde queda el resto de corrientes que al no poder aplicarse este método por su estructura técnica y sistemática no podrían tener el carácter científico y quedan solo en teorías y postulaciones excepcionales. También se nos acusa de repartir a diestra y siniestra “diagnósticos ligeros”, Thomas Szasz decía: “hace 60 años solo había un puñado de enfermedades mentales creo que no había más de 6 o 7, ahora hay más de 300”. Poner un sello o un rotulo sin haber comprobado realmente que la persona posee algún trastorno aparte de ser negligente es peligroso, conozco personas a las cuales 4 psicólogos distintos le dieron 4 diagnósticos distintos con sus tratamientos. Esto deja mucho que decir y mucho que especular. Pero dejando de lado las críticas, tenemos que resaltar el caso de la neuropsicología que al valerse de métodos experimentales, de la observación clínica y apoyándose en imágenes del cerebro es una muestra evidente del carácter científico de la psicología y que está abriéndose paso con aportaciones importantes en el estudio funcional y biológico de los procesos cognitivos. También podemos hablar de los aportes eminentes que ha hecho el la psicología organizacional en las empresas y en los recursos humanos, tanto en gestión del talento humano, clima organizacional, bienestar laboral, etc. Solo para tomar en cuenta, estos dos casos son muestra de que siguiendo un lineamiento, perfeccionándolo y aportando nuevas investigaciones a los planteamientos establecidos se pueden conseguir aportaciones y avances considerables. El fanatismo con el que algunos defienden sus corrientes psicológicas, le quita seriedad dándole matices religiosos, así mismo el tratar hacer encajar a la psicología con prácticas astrales, esotéricas o espirituales confunde más a una sociedad que no entiende muy bien cual es el rol de un psicólogo. Las críticas deben venir de nosotros mismos y al mismo tiempo con aportaciones que nos ayuden a mejorar, a generar nuevos conocimientos con investigaciones sobre aspectos verificables. Los psicólogos de hoy tenemos el deber de mejorar y engrandecer la imagen de una profesión que al estar centrada en el estudio del ser más complejo del planeta tiene la necesidad de ser comprobable, veraz y certera.
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