Creado por florenciabeatriz romero
hace alrededor de 8 años
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TRAS LA CRISIS. Una vez superada la crisis se debe trabajar con la pérdida. Las pérdidas en referencia a desastres naturales se viven de una forma más complicada que en otros casos, debido a que llega de forma súbita, diferente a una “muerte anticipada” (enfermedad) o una separación, donde de alguna manera se sabe que va a suceder, la persona corre el riesgo de presentar un duelo de tipo patológico; que piense constantemente en lo sucedido, se culpabilice, que permanezca continuamente en el recuerdo del lugar perdido, el ser querido que desapareció o las emociones que vivió en el momento del suceso.La pérdida de objetos importantes, el hogar, seres queridos, implica muchas pérdidas en un mismo tiempo, por tal razón los afectados se encuentran en constante remembranza del suceso. La seguridad física, emocional y social de las personas se ve impactada de golpe, lo que lastima a gran escala sus capacidades de razonamiento.Perder bienes materiales y económicos tienen un sentido de daño de la historia de vida (seres queridos, hogar, autos, papeles, dinero) se suman una serie de partes que conforman la vida de una persona en un suceso que no se puede controlar, ya sea un temblor, inundación, tsunami, guerras, etcétera, lo que alarga, y en algunos casos dificulta el proceso de duelo.A partir de la fecha del suceso a las ocho semanas existe un desajuste del organismo, se impacta el individuo a nivel emocional, cognitivo, social, no sabe como reaccionar, se encuentra abrumado, a este momento se le conoce como: la pérdida de hábitos.De ocho semanas hasta un año ( en algunos casos puede ser mayor) comienza una etapa que se conoce como “periodo de ajuste”, es cuando se reanuda la vida social. Este periodo es muy peligroso debido a que la vivencia después del suceso catastrófico, afecta al aparato digestivo, sistema nervioso, glandular, las personas presentan un gran número de enfermedades o bien adquieren una de tipo crónico.Existe riesgo de alcoholismo, drogadicción, suicidios, debido a que es un periodo muy delicado donde es importante que se encuentre a cargo de algún especialista, para que ayude a lo que se conoce en psicología como “contener el evento”.Posteriormente, entre uno y dos años, la despedida comienza a ser definitiva, es el momento de aceptar que la persona extraviada, los hechos o las cosas con las que contaba ya no están con él. Una vez que ha logrado la aceptación comenzará a rehacer su vida, aunque habrá periodos críticos que regresaran al momento desagradable a través de fotografías, visitar el lugar, aniversarios, comentarios, momentos que retornen al recuerdo.Durante éste periodo se presenta el momento conocido como “consolidación”, es cuando la persona se “abre” a nuevas relaciones, después de un proceso de aprendizaje.En el caso de un duelo por desastres naturales los periodos de tiempo de recuperación y las manifestaciones críticas son mayores que en los conocidos por perdidas “anticipadas” (enfermedades, separaciones, etcétera) en los últimos tarda alrededor de dos años, en tanto que en pérdidas por catástrofes se extiende hasta los cinco o siete años.“La falta de certeza y la esperanza que pueda aparecer en algún lugar el ser perdido, es lo que motiva a grupos que están en constante lucha por encontrar a sus seres, porqué no pueden cerrar el ciclo de la pérdida hasta no constatarlo, se convierte en una búsqueda inacabable”.La presión social y el rol que la persona tiene en la familia pueden llegar a retardar el transcurso del duelo, debido a las obligaciones y exigencias del entorno en tanto cumplir con determinados trámites y actividades, lo que provoca un “desplazamiento” del proceso de pérdida hacia otras personas o circunstancias. Ante la presencia de dicho bloqueo emocional, el organismo responde con alteraciones psicofísicas y sociales, aunque la persona no se haya dado el permiso, su cuerpo actuara reclamando la manifestación de la emoción, que será expuesta en molestias, enfermedades, enojo, depresión, entre otras. Los reclamos sociales, en la mayoría de los casos, afectan el proceso sano de duelo porque se contrapone con lo que la persona necesita. La indiferencia o presión en tanto superar la pérdida, (dependiendo de la personalidad) se verá en una situación de sentimientos encontrados, ya que por un lado la imposición por parte de quien le rodea por “superar” el mal momento generará estrés y por otro sentirá enojo y desilusión a causa de sentirse incomprendido. La falta de empatía produce en quien se encuentra en una situación difícil la sensación de indiferencia y desolación, lo que complicará el proceso doloroso. Para afrontar cualquier tipo de pérdida y disminuir tensión emocional ser auténtico es lo más sano, ya que, “al ser sincero y honesto el otro conocerá de mejor manera con quien se relaciona, probablemente no concuerde con los sentimientos expresados por el afectado, pero con dicha actitud generara apertura y empatía, además de ejercer su derecho a expresar sus sentimientos”. Proceso de transición. )Negar: La negación constituye una defensa contra el cambio, ignorándolo o remembrando épocas pasadas de confort y seguridad. Pensamos que al ignorar la necesidad de cambio, éste desaparecerá. Temor: Los individuos se encuentran perdidos y temen avanzar y solicitar ayuda, porque no quieren hacer evidente su estado de confusión y temor al futuro. Rabia: Nos enojamos (con el jefe, con el terapeuta, con nosotros mismos, con Dios), como una manera de lidiar con la realidad, en el momento en que ésta ya no puede seguir siendo negada. Culpamos a otros de lo que está ocurriendo y sentimos que hay cierta injusticia (“¿Por qué yo…?”). Resistencia: No hay cambio a fondo sin resistencia. Lo característico de esta etapa es la sensación de pérdida de poder, estatus, relaciones, etc. Se pisa sobre un terreno frágil, se cuestionan las decisiones tomadas, se puede llegar a pensar que el cambio es imposible. Aceptación: Se reconoce y acepta que el cambio es necesario e importante, y nos preparamos para llevar a cabo iniciativas personales. Apertura: Se decide a hacer lo mejor posible, aprender nuevas habilidades, sentirse entusiasmado por los descubrimientos y abrumado por lo que se debe aprender. Prueba o exploración: es una transición entre sentir el cambio como una amenaza y verlo como una oportunidad. Se buscan nuevas formas de pensar y de actuar y se tiene el deseo de resolver los “problemas” Reaprender: Esta etapa se alcanza cuando las personas deciden aceptar el cambio y aprender y adoptar nuevas aptitudes, con la intención de crear nuevos hábitos. Integración: Después de aprender nuevas aptitudes, se presenta una sensación de confianza y control. También se aumenta la conciencia del proceso de cambio en nuestras vidas. Es el momento de pasar a congelar los nuevos hábitos adquiridos. (Elisabeth Kübler-Ross). Ver video!!!!! https://youtu.be/9UHOOWsjUrE
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