Creado por Isidro Esparza Marín
hace casi 8 años
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Todos queremos ser felices. La clave no es cómo ser más felices sino si estamos dispuestos a hacer lo necesario para lograrlo. Hablamos de una decisión, de una actitud, de una resolución que arranca de una motivación que nos empuja a conseguir nuestros sueños. Necesitamos esa fuerza que nos saque de la zona de confort. A veces, es la propia vida la que nos sacude e inicia en el camino, pero otras veces es a través de algo que escuchamos, leemos, algo que nos inspira y sino, en último caso, algo nace o se despierta dentro. Y ahí, solo ahí, puedes dar el paso. Recuerda, “nunca lo verás, nunca lo conseguirás, si antes no das el paso“.Hace unos años se realizó un experimento interesante. Se reunió a un grupo de estudiantes, del mismo nivel académico. De manera aleatoria a unos se les asignó un aula: “es un examen difícil, es probable que no logréis sacarlo” y al resto en otra sala: “os hemos elegido a vosotros, sabemos que tenéis más capacidad que el grupo anterior para sacar este examen“. El resultado fue sorprendente. Del primer grupo ninguno había logrado pasar el examen. Del segundo, todos. La disposición previa a cualquier circunstancia (examen, entrevista de trabajo, cita de pareja, reunión…) determina como respondemos a ella. Hay zonas en el cerebro que se activan cuando estamos motivados, de manera espectacular y estimulan la capacidad de respuesta y resolución de problemas.La motivación es clave en un aspecto clave de la sociedad: la educación, gran tarea pendiente. Educar tiene dos grandes significados según su etimología. Educare que significa formar, instruir e inculcar valores. Sin embargo es difícil motivar si nos quedamos en el educare. Por el contrario, educere significa acompañar, extraer lo mejor que hay dentro de cada persona. Cuentan que cuando preguntaron a Miguel Angel sobre su maravillosa escultura de David respondió: “David estaba dentro de ese bloque, yo solo quité lo que sobraba”. La buena educación consiste en sacar el tesoro que todos llevamos dentro. Estamos cubiertos de una gran cantidad de capas, limitaciones, frustraciones que nos frenan para moldear de manera extraordinaria nuestra vida.Si la educación está basada únicamente en motivaciones externas (gratificaciones o premios) acabamos convirtiendo a las personas en individuos egoístas, que se mueven por el placer, por el dinero, la ambición o la recompensa. La buena motivación es la interna. Posee interés, curiosidad, ganas de indagar y hacer las cosas bien con responsabilidad y criterio. Lo deseable de la motivación interna es que se sustente en algo grande y trascendente. Bueno para uno mismo y bueno para la sociedad.¡Cuando uno da el primer paso, esa motivación está asociada a la alegría y a la energía, pero a la larga pierden fuerza! Querer conseguir todo en un primer impulso puede llegar a ser contraproducente. Un “atragantamiento” emocional y físico. Es mejor empezar de forma más templada pero usar ciertos instrumentos para mantener la motivación: la imaginación, la constancia y el optimismo.¡Cuánto ayuda la imaginación para potenciar la motivación!. Decía Picasso, “yo no pinto lo que veo, pinto lo que imagino”, ¡qué cuadros ha aportado al arte!. Me gusta definir la imaginación como la hermana rebelde del pensamiento. Cuando es domada, puede ser una gran aliada. Estudios recientes hablan de cómo imaginar hechos futuros puede ayudarnos a arrancar la motivación a que frene impulsos y placeres inmediatos.La motivación puede ser más asequible o sencilla pero la perseverancia en el objetivo marcado requiere un gran esfuerzo. Necesitamos la constancia. Me gustar como animaba Van Gogh a perseguir un sueño, “si una voz dentro de ti te dice, no pintes, entonces pinta con todas tus fuerzas y acallarás esa voz”. La constancia es difícil lograrla si no dominamos la voz interior. ¡Que tu voz interior sirva para apoyarte y no para hundirte! Cuidado con el autoboicot que nos lleva a fracasar antes de haber empezado. La constancia es la suma de pequeñas elecciones y vencimientos diarios. El valor de las cosas pequeñas proporciona alcances extraordinarios. Decía Miró, cuando le preguntaban sobre el éxito de su pintura: “un poco de talento, orden y constancia. Pinto todos los días”.Esas decisiones son más sencillas de tomar cuando se tienen claras las metas en la vida. Hay que fijarse metas-a largo plazo- y objetivos-a corto-. ¡Sueña en grande, actúa en pequeño! Deja tu corazón volar, realiza un plan de acción con una buena estrategia. Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo. Ahora ponte a construir los cimientos bajo él.Finalmente el optimismo. Optimismo, ilusión y motivación van unidas de la mano. “Si quieres construir un barco, no pidas a los hombres que busquen madera, ni les des órdenes, ni dividas el trabajo. En lugar de esto, enséñales a añorar, enséñales a desear con toda su alma la otra orilla del eterno mar” dijo Antoine de St.Exupery. Se puede educar el optimismo. Cualquier situación puede verse en clave de problema o en clave de oportunidad. Todo se encuentra en el filtro con el que decidimos observar la realidad. Necesitamos cambiar el lenguaje, usar palabras que evoquen emociones, pensamientos y recuerdos positivos. Palabras que llamen a la ilusión, que despierten el alma. El discurso de muchas personas que nos rodean (políticos, periodistas…) está muchas veces plagado de críticas, palabras duras o agresivas.No hay que olvidar que trabajar con pasión, motivación e ilusión eleva a la persona y consigue de ella grandes logros. Por supuesto, existe el sufrimiento, el conflicto, la enfermedad, la muerte… y en esos casos, encontrar la motivación y la fuerza para salir es complejo y a veces imposible. Todos hemos vivido situaciones difíciles pero la clave reside en cómo uno se enfrenta a ella. “La mayoría de la gente tendría éxito en las cosas pequeñas si no estuviera tan preocupada por grandes ambiciones.” Henry Longfellow Wadsworth Editado por: Marian Rojas Estapé
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