Contexto
Asumir la responsabilidad de mis actos y del logro de mis objetivos implica que me sienta totalmente autónomo, pero competente para vivir y alcanzar la felicidad. Debo sentirme digno de ser feliz, por lo que necesito experimentar constantemente una sensación de control sobre mi vida. Para sentirme competente para vivir y digno de la felicidad, necesito experimentar una sensación de control sobre mi vida, el que se logra al verme autónomo y solo para afrontar mis adversidades. Esto exige estar dispuesto a asumir la responsabilidad de mis actos y del logro de mis metas. Lo cual significa que asumo la responsabilidad de mi vida y bienestar. Poder decir con sinceridad: ¡Yo construyo mi futuro! Reconocer que de mí y sólo de mí depende dirigir mi vida hacia un bienestar.
Yo soy responsable de mis acciones y decisiones. De mis creencias y criterios.
Ser responsable significa aquí que de mí depende ser el principal agente causal de mi vida y conducta. La responsabilidad de uno mismo es esencial para la Resiliencia nómica, y es también un reflejo o manifestación de la autoestima. Y directamente de mi integridad. Yo soy responsable de la consecución de mis deseos. Nadie me debe el cumplimiento de mis deseos. Si tengo deseos, soy yo quien tiene que descubrir cómo satisfacerlos. Tengo que asumir la responsabilidad del desarrollo y aplicación de un plan de acción.
Sobre algunas cosas tenemos el control; sobre otras no. Si me considero responsable de los asuntos que escapan a mi control, pongo en peligro mi autoestima, pues inevitablemente mis expectativas están condenadas al fracaso. Si niego la responsabilidad en asuntos que están bajo mi control, de nuevo pongo en peligro mi autoestima. Tengo que conocer la diferencia entre lo que está bajo mi potestad y lo que no lo está. La única conciencia sobre la que tengo control voluntario es la mía propia.
La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de las relaciones personales.
La responsabilidad es valiosa porque es difícil de alcanzar.
La responsabilidad tiene un efecto directo con otro valor fundamental: la confianza, porque confiamos en aquéllas personas que son responsables.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente agradable, pues implica un esfuerzo.
La responsabilidad es un valor porque gracias a ella podemos convivir pacíficamente con los demás.
La responsabilidad es aprender a asumir retos y sacarlos adelante.