Hay que elegir entre una rúbrica holística (evaluación sumativa) o una rúbrica analítica (evaluación formativa). En mi caso siempre recomiendo la analítica.
Decidir los niveles de valoración
Se trata de decidir los criterios de evaluación. Para ello, es conveniente redactar de buen inicio una rúbrica con tres niveles, donde un extremo sea el nivel máximo que puede ser alcanzado, otro extremo que sea el más bajo, y otro intermedio que represente el promedio de ambos. Una vez establecidos estos tres criterios, recomiendo ampliar a cinco puntos de referencia.
Describir los niveles de desempeño específicos de los criterios que se van a utilizar para llevar a cabo la evaluación de la tarea.
Construir una tabla que contenga los aspectos a evaluar, los niveles de desempeño y la descripción de cada uno de estos niveles.
Probar la rúbrica para comprobar que es útil para medir los aspectos para los que ha sido diseñada.
Tras el desempeño del alumno, se debe asignar el nivel correspondiente y realizar las observaciones oportunas para justificar la valoración asignada.
Siempre es positivo que la rúbrica sea revisada por otro docente.
La escala de calidad se coloca en la fila horizontal superior, con una graduación que vaya de mejor a peor. En la columna vertical se colocan los aspectos que se han seleccionado para evaluar. En las celdas centrales se describen los indicadores que se van a utilizar para evaluar cada uno de estos aspectos.