Mentefacto "La Educacion como Derecho Humano "

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Diagrama sobre Mentefacto "La Educacion como Derecho Humano ", creado por maria paula herrera el 30/03/2020.
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Resumen del Recurso

Nodos de los diagramas

  • CAPÍTULO IV LA EDUCACIÓN EN LA FILOSOFÍA DE JOHN STUART MILL
  • Concepto de la Educacion
  • El papel de la educación es algo fundamental para Mill, algo de lo más importante que puede hacer un gobierno a favor del individuo.
  • La Educación es un derecho que todos los seres humanos merecemos. Lo mas importante es poder brindar a los niñ@s un futuro con la enseñanza.
  • Gobierno: es el principal pilar del Estado; la autoridad que dirige, controla y administra sus instituciones.
  • Estado: se refiere a una forma de organización social soberana de un territorio determinado.
  • Para Mill, el individuo va formando su propio patrimonio moral a través de una educación plural, abierta, a través de la diversidad de opiniones, de distintos tipos de conducta.
  • Hay en esa educación que postula Stuart Mill una defensa del individuo y de su autonomía moral, con el objeto de que el individuo alcance un estado de civilización, es decir, de progreso y de ciudadanía.
  • Patrimonio moral: Es un conjunto de obligaciones y drechos de una persona.
  • Autonomía moral: capacidad de juzgar una situación 
  • La educación es crucial en el crecimiento del individuo como ser independiente e individual. Mill cree que en lo concerniente a lo educativo son cruciales los primeros años de vida del individuo, pues son esos años en los que se va estimulando al individuo en sus capacidades racionales, cognoscitivas y emotivas.
  • Educación crucial: Asistir a las instituciones y asegurarse que los individuos si estén aprendiendo   
  • Tan importantes los considera Mill que se muestra crítico con los responsables de la educación al decir que: “en esos primeros años de vida que son prácticamente desperdiciados por los sistemas comunes de instrucción puede enseñarse, y enseñarse bien, mucho más de lo que generalmente se supone”
  • Al respecto de lo apuntado con anterioridad sobre esa educación a temprana edad, hay que señalar la importancia que jugó un autor clásico, Marco Fabio Quintiliano, en el pensamiento de Stuart Mill en lo tocante a educación, formación, instrucción y cultura, tal y como él lo expresa al afirmar que:
  • Su libro [el de Quintiliano] es una especie de enciclopedia del pensamiento antiguo sobre todo aquello que se refiere a la educación y a la cultura. A lo largo de mi vida he retenido muchas ideas valiosas cuyo origen está claramente vinculado a mis lecturas de Quintiliano
  • Mill pone de relieve lo que ya puso Quintiliano primero y Rousseau más tarde, y que también ha sido incorporado por los sistemas educativos contemporáneos: la capital importancia de los primeros años de vida del niño. Por otro lado, pero en relación con la educación, J. S. Mill defiende espléndidamente este principio de libertad apoyándose en dos razones:
  • 1) la educación liberal, permite a los individuos desarrollar a su propio aire su propio potencial;
  • 2) liberar los talentos de creatividad y dinamismo, establece las condiciones previas del progreso intelectual y moral
  • Igualmente conviene recordar que “educar” proviene de educere, esto es, sacar al exterior lo mejor que tenemos dentro de nosotros. Además, esa educación lo que pretende es que al sacar al exterior lo mejor de nosotros mismos, todo ese caudal benigno sea puesto al servicio de los demás, del interés público.
  • Por lo tanto, podemos hablar en Stuart Mill de una dimensión política de la educación, o mejor de que la democracia es no sólo una forma de gobierno, sino también un modo; una propuesta; una alternativa de educar a los individuos en el que se pretende forjar buenos individuos a la par que ciudadanos que participen activamente. Mill con esta actitud anticipa a Delors la cuestión que éste plantea hoy: 
  • “El interrogante central de la democracia es si queremos y si podemos participar en la vida en comunidad”
  • Se aprecia una confianza ilimitada en la educación como herramienta que transforma las sociedades. No en vano Stuart Mill afirma que “El poder de la educación es casi ilimitado”. El poder de la educación es tal, que Mill defiende el elemento de la racionalidad en el desarrollo de la misma; es decir confía en las posibilidades de la razón humana.
  • Democracia: Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.
  • En ese proceso de educar para desarrollar la particularidad también se estima el aspecto racional. Educar al individuo para obtener un ser racional es también un modo de cambiar la sociedad y de mejorar las condiciones materiales y morales de vida de la humanidad.
  • Sociedad: Conjunto de personas que se relacionan entre sí 
  • La razón aparece así como la herramienta que permite, como decía Kant en ¿Qué es la Ilustración? ¡sapere aude!, atrévete a pensar; o lo que es lo mismo, se tú mismo, sin miedos, manifiesta tu talento, tu genialidad.
  • Los seres racionales que defiende Mill son los que se apoyan en una razón que libera, que manifiesta tolerancia ética y religiosa. La educación en este sentido lo que tiene que propiciar es confrontación heterogénea de opiniones, diversidad; y no adoctrinamiento. Parece evidente que el motivo no es otro que obtener individuos sólidos, maduros y libres.
  • Adoctrinamiento: Acción de inculcar valores o formas de pensar 
  • Objeto de la Educación: Personas libres con Derechos, Conciencia y Valores personales
  • Hay que señalar, con Pérez Bermejo, que “La instrucción o la educación son pre-condiciones de la libertad, de modo que negarla no es simplemente negar un derecho  o un tipo de libertad, sino hacer imposible la libertad para todos los que se ven privados de la misma”
  • Derecho: Conjunto de normas o leyes que rigen la actividad humana.
  • En el pensamiento milliano, el papel de la educación es la que  abre las puertas a los individuos para un ejercicio efectivo de otros derechos fundamentales que también considera convenientemente nuestro autor en su pensamiento, o como dice Pérez Bermejo:
  • Libertad: designa la facultad del ser humano que le permite decidir sobre alguna acción según su inteligencia o voluntad. 
  • “El objeto de la educación es el desarrollo de las facultades propiamente humanas del individuo”
  • Entre los derechos a los que  podemos citar  son: el derecho a la libre opinión, a la libertad de expresión, a la libre asociación, al sufragio. Con todo, lo que se pone de manifiesto en el pensamiento de Stuart Mill es que la educación es la antesala de esa serie de derechos que hemos citado y que se sintetizan en el marco de los derechos civiles, sociales o políticos.
  • Libertad de expresión: Es un derecho fundamental y un derecho humano. 
  • Derecho a la libre asociación: Consiste en unirse  y formar grupos.
  • En Mill lo que se defiende es la construcción de cada individuo desde sí mismo, pudiendo llegar a ser lo que él quiera desde sus elecciones. Se trata de que la educación facilite el desarrollo de la persona armónicamente; o como dice Jacques Delors actualmente, recordando a Mill a fin de cuentas: “La convicción respecto a la función esencial de la educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades es una vía, ciertamente entre otras pero más que otras, al servicio de un desarrollo de los derechos humanos más armonioso”.
  • En la misma dirección va Isaiah Berlin167 en su estudio sobre Mill. Al respecto, para Berlin también la educación apunta al desarrollo de la persona y debe potenciar la capacidad de elección de los individuos. Es en la elección, en el elegir y desechar donde madura la persona y donde muestra su auténtica esencia, la libertad.
  • Se trata, por tanto, de una educación para la libertad porque es la libertad la que implica capacidad de elegir. Es esa capacidad lo que hace que el ser humano sea tal. La educación trae como efecto la libertad. La educación, en el pensamiento de Mill, es el fundamento para el disfrute de una vida libre y plena por parte de cada individuo.
  • La educación es considerada como un fundamento sólido, un pilar básico del desarrollo humano. Ese desarrollo pleno de la persona es concebido por Stuart Mill como un proceso de ampliación efectiva de la libertad de las personas y de la capacidad de elección que tiene todo individuo. Ello parece ser así porque concibe la libertad como esencia de la persona.
  • En el pensamiento de Mill esa esencia guarda relación con el proyecto del propio individuo, a saber, alcanzar la plena libertad individual que puesta en sociedad beneficiará a todos. El ser humano es constitutiva y esencialmente libertad, pero a la vez tiene que ir ganando esa libertad. Ahí entra en juego la educación.
  • El ser humano es constitutiva y esencialmente libertad, pero a la vez tiene que ir ganando esa libertad. Ahí entra en juego la educación. Y entra en juego porque lo fácil es dejarse someter por la esclavitud de la ignorancia, dejarse llevar por el poder de la opinión pública, de la masa mediocre. De todo eso sólo libra al individuo la educación.
  • Educación:   Es el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición de conocimientos
  • Esclavitud: situación en la cual una persona es propiedad de otra.
  • Ser libre no supone hacer lo que uno quiera sin más; ser libre implicar saber lo que se hace; y el verbo “saber” alude a procesos racionales, educativos que permiten un cierto control. Por lo tanto, la educación, la enseñanza, va ligada a la libertad inevitablemente.
  • La educación y la libertad van unidas en el pensamiento de Mill, ya que nuestro autor considera que una adecuada educación traerá como efecto una libertad presidida por la razón. Y también, las elecciones que lleven a cabo los individuos racionalmente educados serán elecciones mesuradas. La educación para la libertad es una forma de pergeñar individuos, ciudadanos, que sean capaces de reconocerse entre ellos como una familia humana, madura, que superpone lo universal frente a lo particular.
  • Una educación para la libertad entraña comprometerse a hacer personas y no autómatas o máquinas que son conducidos por otros; implica que los individuos sean propietarios de sí mismos y responsables de sus acciones, no meros emisores de respuestas ante estímulos externos. La educación para la libertad apunta a que los individuos deseen y exijan lo que necesiten.
  • Una educación de este tenor se empeña en invertir esfuerzos educativos para superar el individualismo posesivo que perfila a muchos individuos; se esfuerza en alejarse del gasto de energías por solucionar los problemas particulares sin tener en cuenta los problemas generales, los que afectan a todos. Esto recuerda que Mill se muestra más del lado de Sócrates y Platón en lo tocante a buscar valores objetivos para todos, que tengan en cuenta a todos, antes que ponerse del lado de los sofistas, hábiles en el manejo de la palabra para embaucar y para solucionar casos particulares.
  • Embaucar: Engañar a una persona para algo malo aprovechándose de su falta  ingenuidad.
  • Ciudadanos libres es lo que se quiere obtener; y parece que en el pensamiento milliano la idea de un gobierno que potencia la libertad es la idea también de un gobierno que debe propiciar una educación del mismo fuste para obtener esos ciudadanos. Así, la educación es en y para la libertad. Una educación de este tipo exige potenciar los aspectos más internos del individuo, lo cual nos lleva a tener presente la conciencia y las emociones del individuo. Educando esos aspectos internos del individuo se pretende conseguir personas “emocionadas”, interpeladas por el beneficio de todos más que por el suyo propio.
  • Propiciar: Ayudar a que sea posible la realización de una acción o la existencia de una cosa.
  • Esto parece que: sólo tiene cabida en la democracia. Al respecto de todo lo dicho tengamos presente lo que apunta el operario de la Compañía de Indias Orientales: Uno de los principales beneficios del Gobierno libre es que la educación de la inteligencia y de los sentimientos desciende hasta las últimas filas del pueblo cuando se lo llama a intervenir en los actos que se relacionan con los grandes intereses del país. He insistido en términos muy enérgicos –apenas los hay bastante enérgicos para expresar la fuerza de mi convicción– sobre la importancia de ese efecto particular de las instituciones libres que consiste en la educación política de los ciudadanos
  • Convicción: Se refiere a la seguridad que tiene una persona de la verdad o certeza de lo que piensa o siente.
  • Se desprende de todo ello el hecho de que en Stuart Mill, una vez más, la educación juega un papel fundamental, hasta el punto que su filosofía política es tal que una de las funciones básicas del gobierno, del Estado y de la política es educativa. El individuo buscador de la felicidad que Mill defiende, es un ser que tiene la oportunidad de perfeccionarse moralmente, gracias a las decisiones que toma a favor de la comunidad, en beneficio de todos.
  • Por eso el cultivo o educación de la conciencia es crucial para que las personas tomen conciencia de la importancia del bien general como algo propio de cada uno.
  • La reflexión de Mill en torno al ejercicio de voto como algo fundamental tiene sentido. Sólo si se percata uno de la importancia de su decisión al votar, sólo si el individuo se conciencia de que lo que está en juego no es sólo suyo sino de todos, entonces cobra sentido tal ejercicio de votar. Es lo que Mill transmite al afirmar que “en toda elección política, incluso mediante sufragio universal, el individuo que vota está bajo la absoluta obligación moral de tener en cuenta el interés público, no su ventaja privada”
  •    voto: Es el acto por el cual un individuo expresa apoyo o preferencia por cierta propuesta
  • En Stuart Mill el valor es la persona humana, lo que acaso supone aceptar una ética ontológica en el sentido de que el ser de la ética es el ser humano. Toda su antropología y ética es de corte más bien relativo – no relativista– y no de corte absoluto en el sentido de aceptar unos valores universales. Frente a esto cabe plantearse en Mill el que por una parte defienda esta ética de valores que no son absolutos, pero, por otro lado, defiende como regla moral para conducir nuestras acciones y conductas el Principio de Utilidad..
  • Ante todo esto, parece que tiene razón Pedro Mercado Pacheco cuando entiende que John Stuart Mill vincula la educación a la organización política. Organizarse políticamente implica diseñar dentro de un sistema pautas para la convivencia. Dentro de la convivencia, la educación juega un papel fundamental. Desde la educación como elemento básico para convivir se pueden crear, modelar y pergeñar caracteres en aras del bien común. La organización política debe preocuparse por la educación; ésta es algo clave de lo que debe preocuparse la vida pública.
  • John Stuart considera, por tanto, que la sociedad es educativa porque los individuos que la conforman son educables y, consiguientemente, el ser humano no nace educado, hay que perfilarlo, moldearlo dirigiéndolo hacia el fin: la felicidad, el bien común. Lógicamente se presupone en Mill, como en general, que la realidad tiene un origen benéfico y que se construye dicha realidad por las acciones de las personas; acciones que tienen que dirigirse al bien de todos. Esto parece manifestar la importancia de una educación que ayude a vivir en la sociedad a los ciudadanos de distintos tipos de pensamiento, esto es, que contribuya a convivir en la diversidad, que entrañe sensibilizar y emocionar al ser humano con las sociedades en que viven.
  • El Estado debe fomentar la Educación.
  • La educación, teniendo en cuenta cómo es el ser humano para J. S. Mill ha de ser una educación plural, diversa. El responsable de favorecer esa educación ha de ser el Estado. Pero ese Estado no debe jamás moldear al hombre; antes bien, ese Estado debe favorecer, no debe controlar. A eso se opone frontalmente el autor de Utilitarismo porque eso traería como consecuencia seres encadenados a una doctrina, la del Estado de turno. Stuart Mill es crítico con una educación controlada por el Estado; no con que el Estado gaste energías y recursos en proporcionarla.
  • Utilitarismo: Es una filosofía que establece una mejor acción para mayor felicidad.
  • En este sentido, es importante recoger que Stuart Mill defiende que el Estado frente a la educación se muestre respetuoso, favorecedor de la misma; pero sobre todo que no haga uso ni el Estado ni los partidos políticos de la educación como un arma arrojadiza contra quienes tienen ideas políticas diferentes. Esto lo considera un flaco favor a la sociedad y una pérdida de tiempo impresionante; así lo recoge nuestro autor:
  • Arma arrojadiza: Arma que se lanza con la mano.
  • Si hubiese sido admitida la obligación de imponer la educación universal, se habría puesto fin a las dificultades sobre lo que el Estado debe enseñar y sobre el modo como debe hacerlo; dificultades que, por el momento, hacen del tema un verdadero campo de batalla para las sectas y los partidos. Así, en querellarse sobre la educación, se pierde un tiempo que debería ser empleado en dar esta educación. Si el gobierno se decidiera a exigir para todos los niños una educación buena, se evitaría la preocupación de tener que dársela.
  • Campo de batalla: es una porción de terreno en que combaten o libran batalla dos ejércitos.
  • Parece claro que el papel del Estado no es el de dirigir la educación a su modo y manera; y parece evidente que la educación debería ser algo universal, válido para todos, consensuado para todos. Además, Mill partiendo de la diversidad humana, defiende una educación que sólo tiene sentido si es diversa, plural, que atienda a todos. El mensaje de Mill parece que muestra que una sociedad educada es más libre, y en su obra Sobre la Libertad se deja ver el papel que ésta juega en la coordinación de los intereses individuales, sobre su permanencia en el tiempo y sus consecuencias para las sociedades, frente a lo que supone impedir el desarrollo de todas las capacidades de los individuos en las sociedades.
  • Así mismo, en torno al concepto clave de Sobre la Libertad, esto es, la libertad, han de darse determinadas circunstancias, entre las que se encuentra la de la educación, para poder ser entendido dicho concepto. Mill defiende que es el Estado el que viene obligado a facilitar el educar porque la democracia necesita de la fuerza de la razón y de la argumentación para poder aumentar su diversidad. Pero también Mill matiza claramente los límites del Estado en torno a esa educación, para que no caiga en proselitismo. En Mill se trata de educar para la democracia, al individuo como instrumento de la libertad:
  • Las objeciones que se suelen oponer con razón a que el Estado se encargue de la educación no van en contra de que el Estado la imponga, sino en contra de que el Estado se encargue de dirigirla, lo que es totalmente diferente. Si toda la educación, o la mayor parte de la educación de un pueblo fuese puesta en manos del Estado, yo me opondría a ello como el que más
  • Proselitismo: afán con que una persona o una institución tratan de convencer y ganar seguidores o partidarios para una causa o una doctrina.
  • Parece evidente que para nuestro autor lo realmente importante en la educación es que ésta sea accesible para todos, lo que deja claro que se trata de defender un derecho fundamental de las personas, uno de los incluidos en los Derechos Humanos de segunda generación. Se trata de algo que le toca facilitar al Estado; pero sólo le toca eso, facilitarlo. El Estado tiene esa obligación moral y nada más. A lo que se opone nuestro autor en el ámbito de la educación es al hecho de que ese Estado dirija desde su aparato la educación en los términos que considere oportunos. Eso es más bien adoctrinar que educar; y la diferencia es palmaria: el adoctrinamiento supone no hacer ningún esfuerzo porque el individuo descubra los talentos que tiene, sino que se trata de almacenar en su interior la doctrina que el Estado desea que los individuos asuman obedientemente, sin más.
  • Derechos Humanos: son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.
  • Incluso John Stuart Mill profundiza en los contenidos a enseñar a los educandos para preservar al individuo de cualquier intento de adoctrinamiento por parte del Estado. Entiende Mill que los conocimientos exigibles debieran versar sobre cuestiones referentes al ámbito de la experiencia, esto es, lo no sujeto a discusión posible: Para impedir que el Estado ejerza por ese medio, una influencia nociva sobre la opinión, los conocimientos que se exigieran (además de esas artes instrumentales del saber que son las lenguas y su uso) para aprobar un examen, del grado más elevado incluso, deberían limitarse exclusivamente a los hechos y a las ciencias positivas
  • Con ello, Stuart Mill está dando claras muestras de su formación empirista y el hecho de que su pensamiento está influido por este movimiento, así como por el positivismo de Comte. Ligado a lo anterior, pero con respecto a los conocimientos susceptibles de discusión, tal es el caso de las disciplinas de humanidades, como religión, filosofía, política Stuart Mill exige un conocimiento simplemente expositivo de doctrinas, autores y demás, sin entrar en más disquisiciones, puesto que él mismo reconoce que en estas materias el alcanzar la verdad de una manera robusta es harto complicado; prefiere el fomento de la discusión; así lo expresa:
  • Doctrinas: Conjunto de ideas, enseñanzas o principios básicos defendidos por un movimiento religioso, ideológico, político, etc.
  • Los exámenes sobre religión, política o cualquier otra materia de discusión, no versarían sobre la verdad o falsedad de las opiniones, sino sobre el hecho de que tal o cual opinión se profesa por tales motivos, por tales autores, por tales escuelas o por tales iglesias. Con este sistema, los hombres de la generación naciente no se hallarían en peor situación, respecto de todas las verdades discutidas, que los de la actual generación
  • Con todo ello parece que Stuart Mill defiende total pluralidad en la educación y lo realmente importante es que el Estado procure la oportuna instrucción para los hombres y para las mujeres, sean de la religión o creencia que sean. Se trata de instruir, educar y formar a los individuos para que actúen.
  • Además es importante recoger aquí el hecho de que tan importante considera la educación nuestro autor que, si bien en su defensa de la libertad individual afirma que nada ni nadie tiene que intervenir contra el individuo salvo perjuicio a un tercero, no es menos cierto que la única situación excepcional en que contempla Mill la intervención del Estado es precisamente la referente a la educación. En palabras de Joaquín Abellán al respecto: “El gobierno puede, y en muchos casos debe, establecer escuelas y colegios, pero no debe obligar ni sobornar a nadie para que vaya a ellos”.
  • Disquisiciones: explicación minuciosa, detallada y rigurosa sobre una materia
  • Instruir: Proporcionar conocimientos, habilidades, ideas o experiencias a una persona para darle una determinada formación.
  • Como epílogo a este capítulo se puede concluir que de entre los fines de la educación en el pensamiento milliano se pueden concretar dos: en primer lugar podríamos afirmar que hay un fin más de tipo personal o privado, en tanto que tiene presente la libertad individual, que se vertebra en ayudar al educando a que no pierda su originalidad natural, su genio. Se trata de que continúe fiel a su propia naturaleza. Como segundo fin de la educación en Stuart Mill hay que señalar que el tal fin se enmarca más en el ámbito público, en tanto que el individuo ha de vivir en sociedad y en una realidad que es diversa Desde esta segunda finalidad se puede decir que la educación pretende contribuir a que los individuos se sitúen consciente y responsablemente en el lugar que les corresponda en la sociedad y obren en esa sociedad, actúen en ella. Desde esta perspectiva, Stuart Mill defiende una libertad negativa que suponga ausencia de interferencia y así pueda facilitar, desde la educación, el que el individuo exteriorice sus talentos, lo mejor de sí para ponerlo al servicio de los demás. Así la educación para la libertad tiene en la democracia un horizonte concreto.
  • Educación para vivir en Sociedad.
  • Hablar de John Stuart Mill es hablar de manera clara de un pensador reformista que aspiraba a que se realizaran cambios en su sociedad; y como reformista no puede quedar de lado la reforma de la educación. Pero ese pensador reformista defensor de derechos humanos fundamentales tales como la igualdad, la solidaridad, la libertad del individuo, la diversidad, la felicidad, ¿cómo plantea la reforma social? Lo hace desde la educación, puesto que si existe alguna forma de cambiar el mundo, de variar el rumbo que tiene, el camino ha de ser educativo.
  • Diversidad: se refiere a la diferencia o a la distinción entre personas.
  • El papel de la educación en el pensamiento de John Stuart Mill es sobre todo de apertura de mentes, de sacar lo mejor de los individuos en su interior para que se conduzcan de modo y manera que alcancen la felicidad, el fin de nuestra existencia social. La educación en el pensamiento de Mill pone de manifiesto la dimensión de socialización y de análisis e interpretación de la realidad que posee. Esto es algo que se ve en la época en que él vivió. Esa centuria se caracterizó, entre otros aspectos, por la creciente instrucción y alfabetización de las capas sociales obreras.
  • Existencia Social: Es el conjunto de condiciones de la vida material de la Sociedad que determina la conciencia social de los hombres.
  • Volviendo a Mill y a esas necesidades básicas, fue esa educación primaria la que progresivamente hizo tomar conciencia en las clases más desfavorecidas de que sus derechos sociales colisionaban con los de los poderosos; más aún, esas clases se fueron paulatinamente sacudiendo el yugo de la moralidad al uso y costumbre; esas clases fueron percatándose que en asuntos humanos sólo cabe la discusión, que no hay una única verdad.
  • En definitiva, la educación para una sociedad mejor pasa por hacer de los individuos seres racionales, con capacidad de decisión por sí mismos, con buen juicio, con la virtud de la prudencia. Ahora bien, ¿por qué es importante la educación del individuo para Mill? Porque parece que sólo así se escogerán democráticamente a los más capaces, a los más instruidos para gobernar, para velar por el bien común, y así parece que lo entiende Mill. El ejercicio de la razón y, también del sentimiento, permitirá que los individuos, racionalmente y no pasionalmente, antepongan lo de todos a lo particular, es decir, la educación proporcionará lo necesario para que el individuo vea que lo común de todos es también suyo.
  • Es importante notar cómo Mill le da una importancia relevante, como en otras obras ya citadas, a lo que podemos denominar una enseñanza primaria, leer y escribir. La instrucción en estas actividades va de la mano de la reforma social, económica y de conquista de derechos por parte de la masa obrera. Lo que se está despachando es la idea de bienestar social; pero el bienestar social ha de serlo de todos y no de unos pocos
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