La madurez o adultez media podemos definirla como
la etapa que cronológicamente se ubica entre los 40
a los 65 años aproximadamente, pero es una definición
arbitraria porque el paso de una etapa a otra no está
marcada de manera definitiva en todas las personas, si
no que la edad del tránsito cambia de un sujeto a otro.
SEXUALIDAD Y FUNCIONAMIENTO
REPRODUCTIVO
Actividad sexual
CAMBIOS FÍSICOS
EL ESTRÉS EN LA MADUREZ
FUNCIONAMIENTO SENSORIAL Y
PSICOMOTRIZ
SALUD FÍSICA Y MENTAL
TENDENCIAS DE SALUD
INFLUENCIAS DE LA CONDUCTA
EN LA SALUD
POSICIÓN SOCIOECONÓMICA
Y SALUD
Aunque algunos cambios fisiológicos son resultado del
envejecimiento biológico y la composición genética,
factores conductuales y de estilos de vida arrastrados
desde la juventud pueden afectar la probabilidad, mo-
mento y extensión de un cambio físico.
El estrés es el daño que ocurre cuando las exigencias
que se perciben en el medioambiente, o los estresores,
exceden la capacidad de una persona de sobrellevarlos.
La capacidad del organismo de adaptarse al estrés com-
prende al cerebro, que percibe el peligro (real o imagi-
nario); las glándulas adrenales, que movilizan el cuerpo
para combatir; y el sistema inmune, que proporciona
las defensas.
Las desigualdades sociales siguen afectando la salud en
la edad media (Marmot y Fuhrer, 2004).Las personas de
posición socioeconómica baja tienen peor salud, menor
expectativa de vida, más limitaciones de actividades por
alguna enfermedad crónica, menor bienestar y menor
acceso a la atención médica que las personas con una
mejor posición (Spiro, 2001).
La frecuencia de la actividad sexual y la satisfacción con la vida sexual disminuyen de manera gradual durante los cuarenta y los cincuenta. En el estudio MIDUS, 61 % de las premenopáusicas casadas o en cohabitación, pero solo 41 % de las posmenopáusicas, dijo tener relaciones sexuales una vez por semana o más.
Los patrones de conducta adquiridos por los adultos
jóvenes los afectará en su adultez media y más adelante.
Esto incluye factores como la alimentación, el taba-
quismo, el consumo de alcohol y de drogas, así como la actividad física. Muchos de estos patrones se adquieren
durantelo que para muchas personas resultaría ser la
etapa más saludable de sus vidas, y podrían no sentirse
los efectos del estilo de vida poco saludable hasta más
adelante.
A pesar de su salud por lo general buena, muchas personas a la mitad de la vida, sobre todo las de posición socioeconómica baja, tienen problemas crecientes de salud (Lachman, 2004) o les preocupan los signos de un posible deterioro. Es posible que tengan menos
energía que en su juventud y que experimenten fatigay dolores ocasionales o crónicos.
La mayoría de las personas de edad media en los países
industrializados, es muy sana. Salvo 12% de las que
tienen de 45 a 54 años y 18% de las de 55 a 64 años, las
personas de estos grupos se consideraban con excelente
salud. Solo 12.5% de las de 45 a 54 y 20% de las de 55 a
64 años limitan sus actividades por condiciones crónicas
(principalmente artritis y trastornos circulatorios), lo
que aumenta con la edad (National Center for Health
Statistics, 2006; Schiller y Bernadel, 2004).
De la adultez temprana a la edad media, los cambios
sensoriales y motrices son casi imperceptibles, hasta
que un día, un hombre de 45 años se da cuenta de que
no puede leer el directorio telefónico sin anteojos o una mujer de 60 tiene que admitir que sus reflejos ya no son
tan rápidos como antes.
La sexualidad no es solo característica de la juventud. Aunque los dos sexos experimentan deterioros en su capacidad reproductiva en algún momento de la adultez media (las mujeres ya no pueden tener hijos y la fertilidad de los hombres declina), el goce sexual puede continuar toda la vida adulta (en el cuadro 3.1 se resumen los cambios de los sistemas reproductores
masculino y femenino).
Las personas de baja posición socioeconó-
mica tienen emociones e ideas más negativas y viven en
entornos más tensos (Gallo y Matthews, 2003). Además,
incluso cuando son más jóvenes tienden a involucrarse
en conductas poco saludables a tasas más altas que
quienes provienen de niveles socioeconómicos altos
(Stringhini et al., 2010).
Las de mejor posición socioe-
conómica poseen un mayor sentido de control sobre lo que les sucede a medida que envejecen; optan por estilos de vida más sanos y solicitan atención médica y apoyo
social cuando lo necesitan (Lachman y Firth, 2004;
Marmot y Fuhrer, 2004; Whitbourne, 2001) y tienden a
mostrar una mayor conformidad con las modificaciones
de estilo de vida recomendados para mejorar los índices
de salud (Wright, Hirsch y Yang, 2009).
Desarrollo cognoscitivo en la madurez
SCHAIE: EL ESTUDIO
LONGITUDINAL DE SEATTLE
HORN Y CATTELL: INTELIGENCIA
FLUIDA Y CRISTALIZADA
EL DESEMPEÑO LABORAL
En términos cognoscitivos, en muchos aspectos las
personas de edad media están en su cúspide. Este hecho
quedó demostrado en el Estudio Longitudinal de Seattle
de Inteligencia Adulta, realizado por K. Warner Schaie
y sus colaboradores (Schaie, 1990, 1994, 1996a, 1996b,
2005; Willis y Schaie, 1999, 2006).
El trabajo comenzó en 1956 con 500 hombres y
mujeres escogidos al azar en un rango de edad de entre
los 22 y los 67. Se hizo un seguimiento longitudinal de
los pacientes, y se los evaluó cada 7 años en pruebas
cronometradas de seis habilidades mentales primarias
(en la tabla 3.3) se dan las definiciones y una muestra
de las tareas de cada habilidad).
Imaginen un vaso con agua. Si lo inclinan, notarán que
el agua se agita y forma remolinos aleatorios y ondas.
Por el contrario, un bloque de hielo posee una estructura
rígida cristalina en la que cada molécula se encuentra en
su lugar. Esta es una metáfora utilizada por otro grupo
de investigadores cognoscitivos.
Hofer, 1992) para describir los distintos tipos de
inteligencia. Distinguen entre dos aspectos de la inte-
ligencia: fluida y cristalizada.
Seleccionar un trabajo, buscar empleo y acceder al mun-
do laboral es una de las actividades que estandarizan
la adolescencia tardía o la madurez temprana. Pese a
que los cambios actuales se caracterizan sobre todo
por el atraso general que experimentan los jóvenes
para incorporarse al mundo del trabajo, a consecuencia
de la dilatada formación universitaria o profesional
y también por los cambios que se han producido en
el mercado laboral, pero, no obstante ello, resulta ser
que la actividad laboral o profesional elegida juega
un papel determinante en la vida de las personas.
Creatividad y edad
Concepto de trabajo
Aproximación empírica
Mercado laboral y el adulto
En la actualidad se están produciendo cambios muy
importantes en el mundo del trabajo. Los cambios más
destacados son:
• disminución de la producción de bienes, espe-
cialmente en la industria de manufacturación.
• disminución de empleos relacionados con el
sector agrícola.
• desplazamientos de los trabajadores por la
tecnología.
• aumento de la ocupación en el sector de ser-
vicios.
• incremento de los empleos que exigen una
mayor formación y capacitación profesional.
• disminución de los empleos no calificados.
Los psicólogos que se dedican a la investigación
alcanzan su cúspide alrededor de los 40 años, después
sigue un deterioro moderado. Novelistas, historiadores
y filósofos son cada vez más productivos a finales de sus
cuarenta o cincuenta y en adelante se nivelan. Esos pa-
trones se mantienen entre culturas y periodos históricos
(Dixon y Hultsch, 1999; Simonton, 1990).
Drenth (1991) propone dos aproximaciones comple-
mentarias al concepto de trabajo:
• Aproximación teórica o conceptual: consiste en el
esfuerzo teórico que han realizado los autores por
definir el trabajo.
• Aproximación empírica: se basa en los resultados
obtenidos en las investigaciones en las que se pide
a las personas que definan que entienden ellas por
trabajo.
• Aproximación teórico-conceptual:
• En esta aproximación el trabajo se define funda-
mentalmente como una actividad propositiva e
intencional. El trabajo se realiza para obtener algo
a cambio, siendo ese beneficio diferente de la acti-
vidad laboral en sí misma. Se subraya así el aspecto
instrumental o extrínseco del trabajo. En función
de cuál es el propósito último del trabajo se han
desarrollado diferentes definiciones:
• El fin último del trabajo es el beneficio económico.
• La finalidad última del trabajo es servir como instru-
mento para contribuir a la sociedad proporcionando
bienes y servicios.
• El propósito del trabajo puede ser más variado, por
ejemplo puede modelar la identidad personal y so-
cial de los individuos. Además puede proporcionar
satisfacción intrínseca derivada de su ejecución o
mantener un nivel mínimo de actividad necesario
para un buen desarrollo físico y psíquico.
De los resultados derivados de la investigación sobre el
concepto de trabajo se destacan las aportaciones del gru-
po Mow (Significado Del Trabajo). Los investigadores de
este grupo en los años 1987 y 1991 proporcionaban a los
individuos de diferentes países hasta un total de catorce
definiciones distintas sobre el trabajo, preguntando cuál
de ellas se ajustaba más a su forma de entender el trabajo
como actividad humana.
El desarrollo psicosocial en la madurez
Desarrollo adulto y
personalidad
Desarrollo Psicosocial
La posición que pone énfasis en la organización
interna de la personalidad ha sido utilizada para
comparar dos momentos diferentes en la vida de las
personas a través de estudios longitudinales. En esta
posición se distinguen a su vez dos enfoques, el uno
que se centra en la evolución de los rasgos básicos de la
personalidad y que ha utilizado recursos psicométricos
para evaluar la personalidad (Costa y Mc Crae, 1992),
mientras que el otro enfoque se basa en el desarrollo
del yo y recurrió a una metodología fenomenológica,
comprensiva y delimitante entre diferentes estadios y
crisis a lo largo del ciclo vital (Levinson, 1986).
En el transcurso de la edad adulta se presentan un
conjunto de acontecimientos sociales, personales
y laborales sumamente importantes que son los que
proveen perfil y estructura a la vida de la persona adulta.
La secuencia de acontecimientos tiene su origen en la
adultez temprana, entre los 22 y 30 años aproximada-
mente. Es en este período, cuando tanto el hombre como
la mujer, suele establecer la relación íntima y afectiva
con otra persona que dará origen a la familia y los hijos.
ERIK ERICSSON Y LOS ESTADIOS
PSICOSOCIALES
LOS CAMBIOS EN ESTA ETAPA
CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA
relaciones padres-hijos
RELACIONES SOCIALES
Las amistades son parte importante de la vida en toda
edad. Los amigos proporcionan compañía, alguien con
quien compartir actividades, apoyo emocional en tiem-
pos difíciles una sensación de identidad e historia. Las
amistades por lo general se basan en intereses y valores
mutuos y se desarrollan entre personas de la misma
generación o en la misma etapa de la vida familiar, quie-
nes validan las creencias y comportamientos mutuos
( Dykstra, 1995). Las personas con amigos tienden a
poseer un sentido de bienestar que las hace sentirse bien
consigo mismas y esto facilita el hacerse de más amigos.
Las mujeres por lo general establecen amistades más
íntimas que los hombres y encuentran más satisfacto-
ria la amistad con otras mujeres que con hombres. Los
hombres tienen más probabilidad de compartir infor-
mación y actividades, no confidencias con los amigos
(Rosenbluty y Steil, 1995).
Alrededor de los cuarenta años muchos hombres y
mujeres sufren una profunda crisis personal. Están
aquellos en que la rutina diaria se les convierte en
aburrida y desesperante, buscan con ansiedad razones
que justifiquen o intentan escapar. En otras personas
la vida transcurre de forma inadvertida hasta que se les
presenta algún acto imprudente o un fracaso inesperado,
como una aventura amorosa o un ascenso laboral que
no llega y se ven obligadas a reconocer que hay algo que
está realmente mal.
Estos problemas hoy son reconocidos como la crisis
de la mitad de la vida.
El hombre con la paternidad desarrolla nuevos compor-
tamientos y modifica la relación que mantiene consigo
mismo y con los demás. Para Hidalgo y Moreno (1995)
el acceso a la paternidad se produce en el campo de lo
imaginario y lo simbólico. El padre, para el psicoanálisis,
provoca una separación en la díada madre-hijo y conduce
a la relación de tríada formada por madre-hijo-padre.
El padre, por lo general, no asume un papel totalmente
distinto al de la madre, sino que se observan padres con
conductas que pueden ser descriptas como maternales,
en la medida que asumen el cuidado y las actividades
que tradicionalmente son consideradas como propias
de la madre.
Para Erikson (1971), el desarrollo de las personas se
caracteriza por ser psicosocial, que es el resultado de la
interacción entre las necesidades internas del ser huma-
no: psíquicas, fisiológicas y biológicas con las demandas
externas: sociales y culturales. La propuesta de Erikson
se refiere a una serie de estadios de carácter evolutivo
que abarcan todo el ciclo vital del ser humano. Los tra-
bajos de Erikson están entre los primeros que incluyen
a la adultez y la vejez dentro del desarrollo humano.
Los defensores del cambio de la personalidad en la edad
adulta sostienen que existe un esquema de desarrollo
que se da en la adultez pese a las diferencias por contexto
histórico, social, económico y cultural. Sostienen que el
desarrollo se da siguiendo una secuencia temporal que
se organiza en fases o estadios y que se suceden unos
a otros siguiendo un determinado orden. Consideran
que a cada una de las fases o estadios le son propias
determinadas tareas que se relacionan con el período
de desarrollo, hecho que provee diferencias a las fases
o estadios entre sí.
La familia constituye para el ser humano el primer grupo
de pertenencia. La organización de la familia resulta
ser primaria por su morfología ya que en su interior se
establecen relaciones personales intensas y recíprocas
que confieren a sus miembros una conciencia de iden-
tidad individual y grupal.