La producción en viveros y centros de jardinería está destinada a plantas ornamentales y de flor cortada. Se engloba dentro de la disciplina de la floricultura u ornamentación, que es la parte de la agricultura orientada a los cultivos para ser aprovechadas directamente por el ser humano.
Breve historia de la floricultura y la ornamentación
En el siglo VII a.C. los mesopotámicos y babilonios contruyeron los jardines colgantes de Babilonia utilizando complejos mecanismos de riego mediante poleas.
Durante el Imperio Romano hubo una gran expansión de innovadoras técnicas de producción como: los injertos, las podas, fertilización y técnicas de conservación. Además, fueron grandes ingenieros hidráulicos: norias, canales y acueductos.
La producción ornamental se reactivó con la llegada de los musulmanes a la península, aportando nuevas técnicas de riego e hidráulicas, principalmente en transporte y almacenamiento
En el Renacimiento se potenció la producción ornamental y aartística con la creación de importantes jardines reales y botánicos.
Desde el siglo XIX hasta hoy, se han dado una serie de favorecedores avances en la disciplina de la ornamentación, como la aplicación de la mejora genética con el objetivo de obtener nuevas variedades y mejorar las existentes. Además, aparecen técnicas como la aplicación del plástico a modo de protección en invernaderos, túneles, etc., a parte de sistemas de riego como la aspersión y el goteo.